Todavía resuenan los ecos de la trágica muerte de Rayan en Marruecos, el niño que cayó en un pozo de 32 metros de profundidad. El caso tuvo en vilo a toda Europa y en especial a los españoles, que revivieron minuto a minuto el caso de Julén Roselló, el niño que cayó en Totalán, Málaga. Pese a los denodados esfuerzos contrarreloj, ambos casos terminaron mal.

Málaga vuelve a ser noticia con un caso similar, ahora en Estepona. Un joven pudo ser rescatado por la Policía local tras caer a un pozo de agua en la medianoche del domingo. El salvataje pudo ser posible gracias a que el joven llevaba su móvil en una riñonera y que, gracias a eso no se mojó.

Policías de Estepona encuentran por casualidad la difícil situación

Los agentes de la Policía local de Estepona se encontraban haciendo un patrullaje en una “zona caliente” de narcotráfico de Barrida de Cancelada, cuando se encontraron con un grupo de seis jóvenes junto a un almacén abandonado de la urbanización de Park Beach. Los uniformados notaron el nerviosismo con el que se movían y daban voces, cuando uno de ellos explicó que estaban buscando a un amigo que se había perdido. “Dice que se ha caído en un pozo”, explicó uno de ellos.

Inmediatamente, los policías se dedicaron de lleno a la búsqueda del joven en medio de la noche, manteniendo la desesperada comunicación telefónica para tratar de localizar la ubicación exacta del pozo.

Pero los datos no son muchos: el joven afirma que no sabe dónde se encuentra y que está sumergido casi totalmente: “Me he caído a un pozo, tengo el agua al cuello y no sé dónde estoy”. Como dato, pudo aportar que antes de caer en el pozo, estuvo caminando por la autovía A-7.

El joven se pudo aferrar a un hierro en el pozo

Un agente mantiene una conversación para tratar de calmar al joven que describe su precaria y urgente situación: se encuentra tomado con la yema de los dedos de una saliente de hierro de la parte seca del pozo, pero sumergido en el agua donde no hace pie.

El smartphone tiene tan solo un diez por ciento de batería y se encuentra ya muy cansado.

Con la poca información, los policías empiezan a peinar la zona en búsqueda del pozo, habiendo también antes alertado a la Policía Nacional y a los Bomberos. Una búsqueda que se complica por la oscuridad de la noche. El policía que mantiene la conversación con la víctima, le pide que grite, para poder guiarlos.

La víctima pudo ser localizada a través de los gritos de socorro

Cuando finalmente logran localizar los gritos de socorro, se encuentran ante un pozo de agua sin señalizar, cubierto por la vegetación de un denso cañaveral y consiguen rescatar al joven, levantándolo por los brazos.

Hacía cuarenta y cinco minutos que se encontraba sumergido en el agua, al menos desde el momento en que comenzó la búsqueda y tuvo que ser trasladado a Urgencias del centro de salud local al presentar un cuadro de hipotermia.

El joven rescatado tiene 19 años y no dio explicaciones coherentes sobre qué hacía en esas horas deambulando por esa zona que los policías estaban patrullando. Se pudo constatar que tanto él como sus amigos tienen antecedentes por tráfico de sustancias ilegales, por lo que la Policía, después del exitoso rescate, está investigando los motivos de la caída del chico en ese pozo.