El cadáver de Cristina B. M. fue encontrado en un ático de la calle Conde de Altea de Valencia. Su autopsia revela un dato horrendo: sufrió más de treinta cuchilladas y tardó en morir desangrada. Mientras ella moría, su verdugo se hacía tiempo para huir y retrasar el hallazgo.

El acusado es un prestigioso abogado y profesor de la Universidad de Valencia

El detenido y presunto autor de los hechos, de nombre Alberto L. H., es un prestigioso abogado de 35 años, profesor de la Universidad de Valencia de la cátedra Investigación Privada, técnicas y deontología profesional (una rama de la ética) del doble grado de Criminología y Derecho.

También, en el ámbito privado, experto en procesos de familia y concurso de acreedores. Sabe perfectamente qué pena afronta de verificarse su culpabilidad.

De comprobar los peritos forenses que el acusado huyó antes de la muerte de Cristina B. M. se incrementaría la pena por asesinato por la circunstancia de ensañamiento y agravante de crimen de género. También, alevosía, ya que la Mujer tendría, entre las treinta puñaladas, heridas defensivas, lo cual demostrarían al examen forense que la mujer estaba desarmada.

En la escena del crimen se encontraron tres cuchillos que habrían sido las armas utilizadas durante la cruel carnicería: tres cuchillos de cocina, entre ellos uno de sierra para cortar pan y otro cebollero.

Mientras Cristina moría, el abogado presuntamente urdió un plan de escape

El abogado, para su presunta huída, montó un plan, lo que retrasó tiempo vital en el hallazgo de su víctima. Mientras Cristina moría, se descolgó por las tuberías del alumbrado de su edificio y cayó en el patio del restaurante italiano que se encuentra en la planta baja del edificio.

Allí fue encontrado por los empleados, que lo encontraron con heridas leves, supuestamente por la caída, por lo que alertaron a la policía y fue detenido por un supuesto intento de robo, como el abogado y profesor aseguró: que su caída había frustrado el robo al restaurante del que era vecino.

Además, en ese momento no permitió que se le tomaron muestras de ADN, con el objeto de no ser relacionado con el crimen cometido en su piso.

Un día después, fue encontrado el cuerpo de la mujer en el ático del apartamento, en medio de un escenario dantesco, gracias a la geolocalización de su teléfono móvil. La búsqueda la activó su hermana, que hacía horas que desconocía su paradero.

Un asesinato machista y un posible móvil económico

La joven tenía 30 años y nunca había hecho una denuncia por Violencia de género, un dato que no es menor, ya que la mayoría de los crímenes machistas ocurren sin tener un indicio o denuncia previa.

La jueza María del Carmen Grau Sánchez, titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer nº 2, acordó la detención del abogado Alberto L. H. tras tomarle declaración en el hospital Doctor Peset, donde el hombre se negó a hablar usando su derecho. Para la jueza no hay dudas de que se trata de un crimen machista, sin embargo, los investigadores también están analizando un móvil económico como detonante: la joven tenía un buen pasar y estaba por cobrar una herencia. Querer terminar la relación por parte de la novia habría sido la mecha que detonó el cruel asesinato machista.