María Isabel, a quien apodaban ‘Chenoa’ cariñosamente, era una vendedora de la ONCE muy conocida y apreciada en Albacete, desapareció sin dejar rastro el jueves 19 de agosto. Un hecho desconcertante que sumió a los vecinos de la zona donde vendía sus cupones en una gran preocupación.
Denuncian su desaparición
No fue hasta la mañana siguiente cuando los padres de la víctima, con los que convivía, dieron la voz de alarma. Rápidamente SOS Desaparecidos difundió una alerta con los datos de la Mujer. La ONCE ofreció su ayuda facilitando toda la información del datáfono que poseía María Isabel.
La colaboración ciudadana fue fundamental, ya que muchos de los clientes de la vendedora pudieron facilitar pistas sobre los lugares en que fue vista antes de desaparecer.
Ella dijo a sus padres que había quedado para comer con un amigo y a partir del mediodía se perdió su pista. La policía constató que tanto su datáfono como su teléfono móvil dejaron de emitir a las cinco de la tarde de ese jueves 19 de agosto.
María Isabel trabajaba para la ONCE desde 2007 y era muy apreciada. Tenía un ligera discapacidad intelectual y dificultad para caminar. Todos la definen como muy trabajadora, siempre con la sonrisa y cercana con todos los que se cruzaban con ella.
Se cumple el peor de los presagios
Hacia el final de la tarde de este martes 24 de agosto, la policía montó un gran dispositivo frente a una casa situada en la calle de La Estrella, con gran revuelo de los vecinos que conocían al dueño de la misma.
Una vez registrada la vivienda, los agentes tuvieron que proveerse de máscaras antigás, para proceder a la demolición de una falsa pared tras la que se encontraba, como si de una tragedia antigua se tratase, el cuerpo emparedado de María Isabel.
Se procedió a la detención del dueño de la casa de nombre Andrés y de 53 años, que salió cubierta la cabeza y al que recibieron la muchedumbre congregada con gritos de ‘asesino’ y ‘enfermo’.
Los vecinos no daban crédito a lo sucedido y el alcalde Emilio Sáez, se sumaba a las condolencias a la familia, manifestando que tales hechos indignos no tienen cabida en una ciudad en la que la convivencia pacífica es una de sus señas de identidad.
La ludopatía fue el desencadenante del asesinato
Andrés, fue hasta la pandemia de coronavirus, camarero en un local a las afueras de Albacete llamado ‘Merendero El Jardín de Bauti’, ahora dicen que se dedicaba a pequeños trabajos de jardinería que por lo visto no cubrían sus vicios: el juego, el alcohol y las drogas.
Según parece, este individuo le debía bastante dinero a María Isabel, que además llevaba encima una buena suma producto de su trabajo como vendedora, ella le reprochó que no le pagase lo que le debía y a él no le sentó bien. Algunos testigos los vieron tomando unas cervezas. A partir de ese momento se perdió su pista.
Cuando Andrés fue interrogado respecto a la desaparición de la mujer, no pudieron achacarle nada y lo dejaron en libertad, aunque siguieron vigilándole, por ser una de las últimas personas que había tenido contacto con ella.
Se cree que María Isabel fue hasta su casa por voluntad propia pero engañada, creyendo que iba a saldar su deuda. Se ha constatado que esa misma tarde, el presunto asesino llamó a un amigo pidiéndole que le llevara cemento para hacer una reforma en la vivienda.
La investigación sigue abierta y el caso está bajo secreto de sumario, por lo que se ignora si el presunto asesino ha confesado su crimen. La autopsia para determinar la causa de la muerte fue llevada acabó este miércoles en el Instituto de Medicina Legal de Albacete. María Isabel fue enterrada ayer en medio de la consternación de su familia y vecinos.