Un perro de servicio representa una gran ayuda para muchas personas que cuentan con alguna discapacidad o condición especial gracias a un entrenamiento y se identifican con un chaleco. Debido a esto, Víctor, un pequeño de 15 años con autismo severo es una de las tantas personas que se han beneficiado de estos animales, por lo que él, su madre y su perra de servicio llamada Pamela de raza terranova fueron a pasar un tiempo en la playa.

El chico estaba dispuesto a meterse al agua hasta que un grupo de personas se acercaron a la familia a reclamar que esta no era una playa para perros.

La madre intentó explicarles que Pam (como le llama Víctor) era una perra de servicio y que su hijo tiene autismo, por lo que es legal que la perra lo acompañara. A pesar de ello, las personas les dieron a elegir entre el niño y su mascota. Entre las personas, una mujer se atrevió a comentar que lamentaba que su hijo tuviera autismo. Ante esto, la madre se retiró con la intención de denunciar lo ocurrido, pero las personas ya se habían ido.

Pam ha sido un apoyo para Víctor

Pam llegó a la vida de Víctor cuando apenas era una cachorra, y al momento tuvieron una conexión especial. El niño no habla debido a lo severo de su autismo, por lo que se comunica con señas y una de las pocas palabras que dice es el nombre de su mascota.

La madre también contó que desde que Pam llegó a sus vidas Víctor ya no tiene tantas crisis como antes. La perra suele vigilar a Víctor cuando está nadando a la playa, además de ser su compañera de juegos. Luego de lo sucedido el niño no quiso volver a la playa el día siguiente, pues a pesar de que es más inocente que otros niños de su edad, durante el desagradable encuentro entendió lo que estaba pasando.

Otras personas denunciaron casos similares

Tras conocerse el caso, muchas personas han denunciado que les han ocurrido casos similares a los de Víctor, donde personas con otras condiciones especiales han sufrido la discriminación de otras personas. Entre las que denunciaron estaba la presidenta de Asociación de Padres de Alumnos con Necesidades Educativas Especiales (APANEE) de Torrevieja, María José Sánchez, que tiene un hijo con 8 años con retraso cognitivo, psicomotor y epilepsia y que ha sufrido de faltas de respeto.

El pequeño cuando se siente nervioso necesita gritar, por lo que ha sido señalada por eso en distintos lugares, en un caso estando en un edificio de la administración pública donde un hombre le empujó y le exigió que se fuera sin que el guarda hiciera algo al respecto. También han ocurrido en supermercados y en iglesias, donde otras madres le pidieron que se vaya y tuvo que hablar con el sacerdote para explicar la situación.