Una mezcla de lo peor de las pesadillas, una historia bíblica, un Pinocho, el negro interior de una ballena y un final afortunado. El protagonista de la truculenta historia es Michael Packard, un pescador de langostas que cada día se sumerge en las profundidades de las aguas de Cape Cod, Massachusetts, Estados Unidos, con su traje de buzo, a realizar su pesca.
El pescador fue protagonista de una historia legendaria
Según las palabras del pescador, literalmente una ballena se lo tragó cuando se encontraba el pasado viernes 11 de junio buceando a 13 metros de profundidad.
Específicamente, una ballena jorobada, uno de los mamíferos más grandes del mundo, junto con la ballena azul. "Sentí un empujón luego, un segundo después, todo fue negro", cuenta Michael Packard. "Pensé: Dios mío, ¿me ha tragado un tiburón?”. Packard cuenta que empezó a palpar y no sintió que el animal tuviera dientes y tampoco sintió dolor.
Según el relato del pescador, la ballena intentó tragarlo y pensó que iba a morir: su mujer y sus hijos pasaron por su mente. La necesidad de supervivencia le dictó la reacción salvadora: Michael comienza a agitarse, como para buscar una salida. La ballena se sintió molesta por ese alboroto que le revolvía la boca y la garganta, por lo que subió a la superficie, simplemente a toser, para desembarazarse de aquello que le molestaba.
La fuerte tos del cetáceo escupió unos metros a Packard, quien fue catapultado en el aire por unos metros y luego cayó al agua. Increíblemente, vivo.
La tos de la ballena salvó la vida del pescador
"Es una locura estar aquí para contarlo", confiesa muy feliz el pescador. La noticia es verdaderamente increíble y ha sido difundida por todos los medios de comunicación del mundo: un suceso sin parangón, más que los relatos fantásticos de la pluma de grandes escritores o de la literatura religiosa, donde el perdón de Dios deja salir a Jonás del interior de la ballena que lo había tragado tres días antes.
"Tuvo bastante suerte", dijo el capitán Joe Francis, que estaba pescando con su barco cerca. "Vi a Mike en el aire y luego de vuelta en el agua, por lo que de inmediato fuimos en su dirección y lo rescatamos". Desde su barco, hicieron la llamada de ayuda y Michael Packard fue hospitalizado, sin graves consecuencias.
Un hecho inédito y sin antecedentes con final feliz
El pescador de langostas estima que permaneció dentro de la boca de la ballena durante unos 30 ó 40 segundos. Según los expertos, se trata de un hecho bastante insólito, porque estos cetáceos abren la boca para hacer ingresar grandes cantidades de agua y filtran peces, plancton y krill, pero de ninguna manera comen grandes Animales, mucho menos un ser humano. Indudablemente, no hay que ser la persona que, desempolvando historias en un bar, quiera ser quien cuente un suceso más extraordinario que el del pescador de langostas de Massachussets: “estoy aquí para contarlo”.