El buque oceanográfico continúa el rastreo de la zona donde se ha hallado una botella de buceo y una funda nórdica pertenecientes a Tomás Gimeno y que estaban entrelazados. En este caso, se ha podido saber que la búsqueda se está centrando en el hallazgo de posibles restos óseos que pudieran indicar qué ocurrió con Anna y Olivia y su padre tras perderse sus rastros.

Los investigadores trabajan con la idea de que Tomás Gimeno asesinó a las niñas y se suicidó

Como informan varios medios de comunicación, el buque Ángeles Alvariño está buscando posibles restos óseos que podrían pertenecer tanto a Anna y Olivia como a Tomás Gimeno.

Esta búsqueda se basa en la hipótesis que está teniendo mayor fuerza dentro de las investigaciones llevadas a cabo por la Guardia Civil: que el padre asesinó a las niñas antes de quitarse la vida.

Sin embargo, de ser posible la teoría, los cuerpos deberían estar deteriorados a causa de la acción de los microorganismos que habitan en las profundidades marinas. Hay que tener en cuenta que, de ser plausible esta idea con la que trabajan, los restos llevarían en el océano más de un mes desde que se confirmó la desaparición.

Joaquín Amills, portavoz de la familia materna, cree que son pistas falsas: '¿Dónde están los cuerpos?'

Lo que sí se sabe es que el hallazgo del edredón y de la botella de oxígeno es una pista clave para descartar hipótesis.

Mientras se realizan análisis de ADN sobre estas pertenencias de Tomás Gimeno, quien ha tomado la palabra ha sido Joaquín Amills, portavoz de la familia materna. Este se ha preguntado "dónde están los cuerpos" y "por qué no han aparecido nada" junto a estos objetos hallados entrelazados.

Estos interrogantes le hacen pensar que son pistas falsas llevadas a cabo por el padre de Anna y Olivia y que si se piensa en el peor desenlace, habría que saber responder a la duda de dónde estarían esos restos óseos que se buscan.

Por tanto, no pierde la esperanza de que las pequeñas vuelvan a Tenerife con su madre.

Las profundidades marinas y el viento están siendo obstáculos para el rastreo del buque oceanográfico

Un hecho fundamental con el que se han encontrado los investigadores del buque Ángeles Alvariño es la dificultad de las profundidades marinas donde están rastreando posibles restos óseos.

Se trata de una zona muy escarpada donde se superan los 500 metros de profundidad.

Estas circunstancias se suman a las grietas del terreno y, sobre todo, a las condiciones del viento que han provocado que la embarcación con el sónar incorporado haya tenido que cambiar su rumbo. En definitiva, no está siendo fácil llevar a cabo la búsqueda, aunque cualquier pista está siendo clave para saber dónde se encuentran los desaparecidos y qué les ha podido ocurrir.