La crisis del Coronavirus está mostrando lo mejor del ser humano y, también, lo peor. La emergencia del coronavirus ha sacado lo peor de algunas personas y que surjan lo que se conoce como “la policía del balcón”.

929 personas han sido detenidas por no cumplir la cuarentena

Sin duda, los balcones se han convertido en una especie de espacio con gran simbología en el país desde que hace una semana se llevase a cabo el decreto del estado de alarma por culpa de la emergencia actual por el coronavirus. Por el momento, se han detenido a un total de 929 personas y se han llegado a registrar más de 100.000 propuestas de posibles sanciones por saltarse las actuales ordenes de confinamiento, como pueden ser por realización de fiestas o por salir a “cazar pokémon”.

La policía ha dejado muy claro que no cesará en seguir persiguiendo estas conductas que realizan una minoría que está siendo muy irresponsable. Pero también nos encontramos con varios ciudadanos que se dedican a insultar y a amenazar, desde sus ventanas o balcones, a cualquier persona que pasa por la calle sin saber su circunstancia.

Así, le ha pasado a personal sanitario que vuelve a su hogar tras un largo día en el centro hospitalario, a empleados de supermercados que van a su puesto de trabajo para que todos y todas tengan sus productos de primera necesidad o los padres que pasean un rato junto a sus hijos, que tienen autismo y bajo consejo médico, ya que sus hijos no pueden estar tanto tiempo confinados.

Los niños con autismo o síndrome de Down necesitan salir a la calle

Esta nueva "policía de balcón” sacan una serie de conclusiones sin tener ni idea de la realidad de su víctima y profiere todo tipo de insultos pese a que el Gobierno, en el Decreto-Ley, establece una serie de excepciones dentro de la cuarentena, como sucede en el caso de personas que sufren discapacidad o alteraciones en la conducta, que pueden salir a dar un paseo siempre acompañadas.

Un ejemplo de estas actitudes es lo que ha vivido José Manuel, el padre de un menor de nueve años que sufre un trastorno de hiperactividad y del espectro autista, que cometió el error de salir el domingo pasado. Decidió llevar a su hijo a jugar con su patinete a unas pistas para jugar al baloncesto muy próximo a su vivienda en la localidad madrileña de Leganés, pero varios de los vecinos se asomaron a las ventanas y a las terrazas y empezaron a insultarlos.

Ellos han intentado hacer la cuarentena lo mejor posible, pero su hijo tiene que salir de casa.

A los tres primeros, les contestó que el pequeño tenía autismo. Pero eso no fue suficiente, y varios vecinos salían y seguían insultándole, decidió pasar y seguir con su hijo. A los diez minutos, apareció una patrulla y los vecinos no dudaron en señalarlos como si fueran unos delincuentes.

Cuando la policía comprobó que tenían autorización para salir, se marcharon. Eso provocó que una señora empezara a gritar que era "una vergüenza". José Manuel explicó que él y su pareja tomaron la decisión de solicitar una acreditación a su pediatra para poder pasar la cuarentena y que especificase que podían salir un rato a la calle.