La pequeña fue asesinada por Daniel M. la madrugada del 25 de enero de 2016. La niña estaba con su madre, Gabriela, la cual tenía solo 18 años en el momento del fatal suceso, cuando de repente este comenzó a hacer cosas extrañas y a balbucear cosas como que "los niños iban a provocar el fin del mundo" sostiene la joven.

Tanto madre como hija tuvieron que quedarse en su casa a pasar la noche, por no haber autobuses que les permitieran volver a Burgos. Fue a las 3 de la madrugada cuando a la madre comenzaron a llegarle mensajes de contenido sexual, que ella rechazó, en ese momento el hombre le dijo que estaba tocando un pecho de la pequeña, que tenía escasos 17 meses de edad.

Fue entonces cuando ella salió a defenderla y el hombre la atacó violentamente.

El asesino estaría bajo influencia de las drogas

Gabriela expone como fue agredida, primero la agarró del pelo, la tiró al suelo e intentó ahogarla, en ese momento y sin más motivo cogió a su hija, salió con ella al balcón, y la lanzó al vacío. Fue poco después que intervino la Ertzaintza.

Para justificar sus actos el hombre declaró que la noche de actos había consumido alcohol y marihuana, por ello su juicio se nubló. Además dijo que el haber tocado el pecho de la bebé fue un acto para nada sexual, ya que solo pretendía "transmitirle luz", ya que, según él, la pequeña llevaba "el mal dentro" pues su madre era "la encarnación del maligno", como ya han alegado otros criminales en repetidas ocasiones.

Todo ello desmentido por la afectada madre, que sostiene que la única razón es que ella se negara a mantener relaciones sexuales con el acusado.

Se ha pedido la prisión permanente revisable

Tras sus declaraciones defendiendo un complot divino a la par que enajenación, el profesor ha sido acusado de homicidio de una menor de 16 años, ya que el bebé tenía solo 17 meses, a la par que de homicidio de ella madre en grado de tentativa.

El jurado aún se encuentra deliberando sobre la sentencia y posible pena aplicable al acusado. La Fiscalía y las acusaciones populares y particulares piden de 25 a 35 años de cárcel para el susodicho, esperando que no ocurra como en casos tales como el de Juana Rivas.

Pero aún queda tiempo hasta que se conozca la pena impuesta, pues han de prestar testimonio más de 60 testigos, entre los que se cuentan familiares, vecinos, amigos y conocidos.

A su vez han de dar su veredicto médicos y peritos judiciales, pese a que la autoría del hombre ya está confirmada, quedan seis sesiones por delante para aportar aún más pruebas de este macabro suceso. Esto quiere decir que hasta el 12 se septiembre no sabremos qué condena será la establecida para el asesino de la pequeña, cuya vida se ha visto truncada casi antes de empezar.