Una sentencia que hizo que las calles españolas se llenasen de manifestantes expresando su más profundo rechazo. Tres jueces con una decisión unánime. Una víctima que quedará con un trauma de por vida y a sus cortos 18 años vivió la experiencia más aterradora y humillante de su vida. Estamos hablando del caso de violación colectiva en las fiestas de Pamplona en 2016.

Los hechos

En julio de 2016, durante las fiestas de los Sanfermines, una chica de 18 años denunció algo aterrador: en evidente estado de embriaguez y sin estar en la capacidad de decir “no” ni de defenderse, fue violada colectivamente por cinco sujetos que se hacían llamar La Manada.

La víctima narró que los sujetos se ofrecieron a llevarla a su auto, pero ocho minutos después, estaba en un sitio oscuro y empezaron a violarla. Fue una violación grupal en donde los cinco sujetos realizaron toda clase de vejación en la chica: la violaron por la boca, por el ano y por la vagina y además grabaron siete videos de los hechos. Como si no fuese suficiente, al terminar el feroz acto, la dejaron tirada en el portal, desnuda, le robaron el celular para que no pudiese comunicarse con nadie y se fueron para continuar con la celebración. Fue rescatada por una pareja que vio el estado en el que se encontraba la chica. A los pocos días, los jóvenes, de entre 25 y 29 años, recibieron prisión preventiva y hoy, después de dos años, el tribunal dio un fallo que dejó a todo el mundo boquiabierto.

La sentencia

Si bien los abogados de la demandante pedían 25 años de cárcel y una indemnización de 100.000 euros, esto no ocurrió. Para sorpresa de muchos, el tribunal, de forma unánime declaró que no se trataba de una violación porque en ningún momento se vio que la víctima opusiese resistencia. Para corroborar esto, usaron los videos que los agresores grabaron.

La defensa pidió la total absolución de los acusados porque en ningún momento, la chica “se opuso”, no mostró asco o desprecio a los actos y tampoco dijo “no”. Incluso se llegó a sugerir que si bien no era una relación sexual consentida, puede que incluso haya sentido placer físico involuntario en algún punto. Sin embargo, la banca acusatoria desmontó este argumento y los jueces estuvieron de acuerdo con ello.

No obstante, la sentencia no fue alentadora: los acusados no fueron sentenciados por violación ni intimidación. En su lugar deberán cumplir nueve años de cárcel, de los cuales dos ya están cubiertos por la prisión preventiva a la que estuvieron sometidos los últimos años, por abuso sexual. Además, deberán pagarle, entre todos, 50.000 euros a la víctima y no tener contacto con ella durante los próximos 15 años.

La decisión de la corte desató una ola de protestas y rechazo en el país donde la población expresó su más profundo repudio hacia la decisión del tribunal. Incluso el Ayuntamiento de Pamplona planea recurrir la sentencia por considerar que sí se trató de una agresión sexual. El alcalde de Pamplona, Joseba Asirón, destacó que el Ayuntamiento tiene como objetivo la “prevención, denuncia, asistencia, y persecución de todo tipo de agresiones sexistas”.

Sin embargo, por ahora, esta historia concluye así, con una víctima apoyada por unos y juzgada por otros, pero que, al final del día, tiene un trauma de por vida y una herida en el alma que nada curará.