En la Corte de los Austrias nunca faltaron bufones, donde destacaban enanos. El historiador José María de Mena los describe como "enanos calzones y piernicortos, que bullen por los salones, que se pelean entre sí o con los perros mastines y los gatos de Angora que pululan por cámaras y antecámaras".

La mayoría de los nombres de estos enanos se conocen, incluso llegando su retrato a nuestros días gracias a las pinturas de Vélazquez, que no dudaba en inmortalizarlos con su inigualable técnica. Pero de todos los enanos velazqueños ninguno llama la atención tanto como don Diego de Arcedo, apodado "el Primo", cuyo retrato puede verse en el Museo del Prado.

Diego de Arcedo tenía grandes bigotes de un rubio rojizo y siempre llevaba un sombrero chambergo a lo militar.

A pesar de tener en la Corte el papel de bufón, fue un intelectual que escribía con una notable calidad. Además tenía un don para la comunicación y cautivaba a todos los oyentes que oían sus Historias y romances, que mantenían el interés durante horas.

Ese halo de encanto que desprendía y que ensombrecía a sus deformidades físicas enamoró a doña Luisa de Encinillas, esposa del aposentador real don Marcos de Encinillas. Doña Luisa no amaba y apenas tenía trato con su marido y cuando éste realizaba viajes oficiales, ella se quedaba sola en Madrid.

El marido de doña Luisa poco a poco se fue dando cuenta de que el corazón de su esposa ya no le pertenecía. Y, presa de los celos, comienza a buscar al apuesto caballero de la Corte o capitán de la Guardia Real que ha entorpecido su matrimonio.

Sin embargo, la sorpresa del aposentador real salta cuando se entera de que no es ningún galán de la Corte, sino que su mujer estaba prendida por aquel enano de nombre Diego de Arcedo que encandilaba con su cultura y su elocuencia.

Marcos de Encinillas decidió que tenía que acabar con la vida del enano sin levantar las sospechas del rey, pues tenía una gran amistad con "el Primo".

Entonces inició una conspiración para asesinar a Diego de Arcedo, que tuvo lugar cuando un soldado sobornado disparó su arcabuz contra la carroza que transportaba al enano, hiriéndole. El suceso está reflejado en los Avisos del cronista de la Corte, José de Pellicer.

Mohíno quedó don Marcos con el fracaso de su intento, pues el enano salvó su vida y seguía enamorando día a día a su mujer con sus relatos caballerescos y sus historias maravillosas.

Doña Luisa se olvidaba de que Diego de Arcedo fuera un enano, viendo en él solo su cabeza hermosamente labrada con saberes inigualables.

La honra de Marcos comenzaba a estar en entredicho, pues en petit comité ya corría el bulo de que su mujer prefería a un enano que a él. Y como vio que no podía acabar con Diego, tomó una drástica solución: asesinar a doña Luisa.

Doña Luisa fue asesinada en noviembre de 1643, quedando reflejado en la obra ya citada de Pellicer el 1 de diciembre de 1643. La causa de su asesinato fue amar intelectualmente a un poeta enano, aun sin tener acceso carnal con él.