Las autoridades de Aragón investigan el caso de un presunto “simpa”, un método que consiste en irse de un local 'sin pagar' la comida y las bebidas. El dueño de un establecimiento en Cuarte de Huerva ha denunciado que unos clientes no quisieron abonar los 3.525 euros de factura por una cena para 59 personas. El bautizo, que se celebró el pasado 29 de abril en la localidad aragonesa, acabó con una pelea entre los propios invitados en horas de la madrugada del día siguiente.

La pareja se negó a pagar al hostelero

Cuando el hostelero sacó la cuenta a la pareja que había encargado la celebración, presuntamente ambos se negaron a pagar.

A pesar de que el empresario los amenazó con llamar a la Guardia Civil, los presuntos autores del hecho reiteraron que no iba a pagar el convite y posteriormente se marcharon del lugar. Posteriormente, la víctima acudió a la comisaría de la Benemérita para interponer una denuncia por presunta estafa.

El hostelero relató el incidente a los agentes de la Guardia Civil

Desde la comisaría de la Guardia Civil, el hostelero les relató a los agentes que la pareja lo había contratado por teléfono y que posteriormente confirmaron el número de invitados. La víctima explicó que ese día sirvió un menú para 54 adultos a 60 euros cada uno, más cinco para niños a 12 euros por cubierto. En ese contexto, el empresario dijo que la factura finalmente ascendió a 3.525 euros tras el consumo de algunas bebidas.

Los comensales comenzaron una discusión en el local

El empresario explicó que varios invitados comenzaron una discusión en el local sobre las 3.45, algo que provocó que algunos comensales salieran del establecimiento. Sin embargo, el dueño y sus empleados no podían cerrar las puertas porque todavía había algunos invitados en el interior del establecimiento en la localidad aragonesa.

No obstante, el hostelero finalmente le entregó la cuenta a la pareja sobre las 5.15, pero ambos se negaron a pagar sin darle ninguna explicación.

Tras ser citada ante sede judicial por la presunta estafa, la denunciada ofreció una versión distinta a la del hostelero. La mujer afirmó que previo al convite había abonado 3.000 euros en billetes de 50 que según ella le entregó a la persona con la que acordó la reserva y afirmó que tenía el recibo del pago.

La mujer alegó que abonó esa cantidad porque era la mitad de lo que costaba el evento. Cuando le preguntaron por qué no abonó los 525 euros que faltaban, la denunciada afirmó que el segundo día de la reserva les pidieron 3.000 euros más y que por eso acordaron barra libre. No obstante, la acusada reconoció que no pidió el libro de reclamaciones y tampoco recibió ninguna factura para confirmar el pago.