El investigador Hugo Míguez fallecido por COVID-19 ha dejado una carta muy emotiva con el fin de despedirse de todos aquellos que formaron parte de su vida y de sus últimos días en una dura lucha contra el Coronavirus. Rememorando una frase que pudiera llevarnos a los albores de la Segunda Guerra Mundial, con la diferencia de que ahora la lucha se libra contra un virus, el hombre comienza las letras de su relato con la frase, “Cama 1216 zona de trinchera”.

El investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de la Argentina (CONICET) le ha colocado como título a su carta “30 segundos”.

El hombre luego de ser internado en un centro de salud tras confirmarse que se había contagiado de coronavirus, mantenía el deseo de “dejar algo de lo que había aprendido” durante los difíciles días apartado de los demás, todo ello como consecuencia del estado de aislamiento al que había sido sometido. En la carta, Hugo Míguez agradece al personal sanitario por sus atenciones durante su convalecencia en el hospital.

Las valoraciones que hizo el investigador mientras enfrentaba las arremetidas del COVID-19

El investigador durante su internamiento en el Hospital Italiano de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, narró la forma en que ha podido percatarse que en el centro hospitalario existe “una cultura” distinta de las apreciadas fuera del hospital.

Una cultura” que es compartida por médicos, enfermeras, pacientes, con cada tarea asignada y valiéndose de los instrumentos técnicos necesarios, así como de los recursos tecnológicos que lo ameriten. El hombre ha valorado ese hallazgo, que para él significó mucho durante el combate contra la pandemia del COVID-19.

El relato del investigador y el camino que lo llevó al hospital

Míguez en su carta aprovecha para narrar los episodios que vivió y que sirvieron para que terminara recluido en la UCI del Hospital Italiano.

El investigador revela que se desmayó porque le faltaba el aire para poder respirar a causa del COVID-19 y tuvo que ser trasladado a la unidad de cuidados intensivos. El hombre ha narrado que el ambiente en el hospital es muy “cálido”, algo que según él “vivifica” para poder seguir dando la lucha. El hombre reconoce que en su convalecencia, "los pensamientos" dan vueltas por su cabeza.

La fuerza que la familia puede darle a una persona cuando es víctima del COVID-19

En su carta, el investigador contagiado de COVID-19 ha narrado como en esos momentos en los que se cree que “se ha perdido todo” aparece la familia, “el abrazo de una hija” que lo llevó nuevamente al hecho de comprender que no estaba en un camino “sin regreso”.

El hombre ha aseverado que han sido esas personas que lo acompañaron, las que le dieron el aliento que el necesitaba y lo “calmaron”. El investigador argentino no deja de agradecer al personal sanitario del Hospital Italiano por todo lo que hicieron por él durante su internamiento.

Los cambios en el tratamiento del investigador y el conocimiento de que las cosas se agravaban

El investigador cuenta la forma en que a medida que su situación de salud se agravaba era trasladado a espacios para pacientes graves, primero a “la terapia intermedia”, siempre con el acompañamiento de su hija. Finalmente el hombre hace un último deseo en su carta, y en el mismo pide contar con por lo menos “treinta segundos” de manera “lucida”, por eso el título de su viral escrito, en ese lapso de tiempo todos los pacientes del hospital van a lucir muy bien al igual que el personal sanitario.

Asimismo expresa que siempre se preguntó cómo serían sus últimos días en el mundo. A lo que él mismo se responde que se irá “bien”, ya tiene 75 años vividos y ahora lo que desea es lo mejor para todos.