Estos días una palabra ocupa las agendas de los medios españoles, europeos y del mundo. Se trata de “Coronavirus”, una realidad sanitaria que ha venido a trastocar la cotidianidad de las personas, pero también ha puesto patas arriba el funcionamiento normal de la sociedad y amenaza la economía, con constantes bajadas en las bolsas.

Desfiles a puerta cerrada

Y es que no han quedado resquicios hasta los que no hayan llegado las consecuencias de la propagación del COVID-19. El mundo de la moda, las marcas y la producción textil es uno de ellos. Una de las primeras en sufrirlo fue la semana de la moda en Milán, la cual arrancó con una ausencia considerable de representantes de la industria china y culminó con desfiles a puertas cerradas o cancelados.

Pero ahí no terminó el impacto. Giorgio Armani decidió, según el sitio Fashion Net Work, cerrar su hotel de lujo, sus restaurantes, así como todas las boutiques de Milán. Una breve declaración de la casa lo anunciaba de la manera siguiente: “Debido al reciente desarrollo del brote de coronavirus en la región de Lombardía y en continuidad con las medidas preventivas adoptadas hasta ahora para salvaguardar la salud de los empleados y clientes, el Grupo Armani anuncia el cierre temporal de las boutiques, los restaurantes y el hotel de Milán”.

Aumentan las cancelaciones

Aquí no se detienen las consecuencias para Italia. A esto se suma que marcas globales de lujo como Gucci o Luis Vuitton han disminuido los pedidos a los proveedores italianos, considerando que la expansión se ha realizado del mercado chino a los principales centros de elaboración italianos.

Varios proveedores textiles aseguraron a Reuters que aun antes de la decisión de aislamiento ya las marcas habían disminuido sus pedidos. Al respecto un pequeño propietario, quien a preferido preservar el anonimato, aseguró a la agencia de prensa: “Producíamos entre 800 y 1000 bolsos al mes para Gucci. En febrero hicimos 450 y no tenemos pedidos para marzo”.

Al mismo tiempo las medidas de prevención continúan extendiéndose y radicalizándose. Así lo demuestra la suspensión de la feria de la cadena de suministro de denim Kingpin ques canceló su shoe en Ámsterdan, previsto para los días 22 y 23 de abril. Esta decisión marca el último cambio en la agenda de Kepings desde que se hizo público en febrero la suspensión del show en Hong Kong, programado inicialmente para el 13 y 14 de mayo.

Andrew Olah, fundador de Kingpins Show, expresó “el Centro de Control de Enfermedades (CDC) recomienda que la gente evite todos los viajes no esenciales, incluyendo a varios países que han registrado altos niveles de infección. Esto incluye países donde se encuentran muchos de nuestros amigos, expositores y asistentes. Alentamos a todos a practicar el sentido común y obtener su información de fuentes confiables”.

Similar es la situación de la industria de la moda en España, ante la incertidumbre del posible control del virus. En gran medida se debe a que buena parte de su abastecimiento proviene de China, pues, aunque se había asegurado un nivel de stock, poco a poco comienza a agotarse. A esto se une que el siguiente país proveedor es Italia, según publica eldiario.es este martes.

La lista de eventos reconocidos y que marcan momentos especiales en el año de la moda se ha ido incrementando. Algunos de ellos: el desfile de Chanel que se presentaría en mayo en Pekín o el fashion show de Prada que tendría por sede a Japón en el mismo mes. Otros que podríamos incorporar a la lista son las cancelaciones de la Cumbre de la Moda de Copenhague 2020 desfiles de varias marcas de lujo, incluidas Giorgio Armani, Versace o Gucci.

Es entonces cuando nos percatamos, ante una realidad como esta, que la pasarela del coronavirus se extiende. Cada día se incrementa el número de países con presencia del virus, la cifra de infestados y desafortunadamente, de fallecidos, mientras las marcas y sus diseños esperan un momento mejor para ser admirados.