Un campamento ha sido denunciado por expulsar, durante el primer día del mismo, a una menor de 11 años de edad que padece un retraso madurativo. La empresa Diverbo, que es la coordinadora del mismo, ha alegado que el nivel de inglés de la menor no era el suficiente y tomaron esta decisión al considerar que no sería capaz de integrarse, además de que su familia había sido avisada previamente de esta posible circunstancia.
Según la empresa, la niña fue expulsada por no tener un buen nivel de inglés
La menor, I.V.G. tiene 11 años de edad y ha sido diagnosticada de “Retraso madurativo” que se suele manifestar en una serie de dificultades en el lenguaje y en el sistema motor, pero que no significa que necesite una atención especial para llevar a cabo las funciones vitales.
Según ha explicado la madre de la pequeña, Carolina Gómez, de 46 años y residente en la ciudad de Madrid, la niña no tiene ningún tipo de problema, solo tarda unos segundos más en comprender lo que le dicen y le cuesta si le están hablando muy rápido.
Pero la niña actúa como otra niña de su edad, normal.
Según adelantó la cadena SER, el viernes pasado, la menor fue expulsada de un campamento que se celebraba en Aldeaduro, en la provincia de Salamanca, por el que su familia había pagado 1.600 euros. La empresa que se encargaba de la organización, Diverbo, asegura que la decisión solo fue por el nivel de inglés de la niña, que no era suficiente, y que consideraron que la menor no iba a ser capaz de adaptarse a las actividades ni al grupo.
Gómez ya habría estudiado la posibilidad de denunciar a la compañía, ya que después de lo que ha pasado, no ha tenido tiempo para pensar que es lo que va a hacer a partir de ahora. Lo que si quería es que los medios de comunicación publicasen el hecho, para que la gente se enterase y que no le ocurra a nadie más.
El día que matriculó a la pequeña, la madre puso en antecedentes a la empresa. Según le dijeron, no pasaría nada, ya que iba a ir con otros menores de edades entre los 7 y los 12 años de edad, que a esa edad no usaban mucho inglés y que el campamento se centraba en actividades y juegos. También volvió a explicarlo en el formulario que debía cubrir y el día de la salida del autobús. Ese día habló con la coordinadora, que le dijo que no pasaría nada e, incluso, le preguntó si vería bien que se lo dijera a los otros Niños. La madre dijo que no, para evitar que le pusieran etiquetas a su hija.
Los padres de los demás niños se habrían quejado que hubiera una niña discapacitada
La niña acababa de terminar quinto de primaria en el Sagrado Corazón de Madrid y nunca había tenido problemas.
Pero según ha explicado la madre, durante la primera noche del campamento, la coordinadora decidió hablar con los menores y les explicó que la niña era especial y que necesitaba ayuda. Esa misma noche, durante la hora de las llamadas a los padres, los niños se quejaron a sus padres de la presencia de una discapacitada en el campamento. Rápidamente los padres se quejaron a la organización.
Los monitores de la niña se pusieron en contacto con la madre y le dieron dos opciones: que se volviera a su casa o que durmiera en otra habitación junto a los monitores. La madre se negó.
Ante la queja de las otras madres, que se negaban que sus hijos tuvieran que aguantar a una niña con discapacidad (ya que lo hacían durante todo el año y el verano es para disfrutar) a la madre no le quedó otra que recorrer los 350 kilómetros de distancia hasta el lugar del campamento.
Finalmente, la niña pasará las vacaciones con su familia paterna en Barcelona para olvidarse de lo sucedido, pues la pequeña quería quedarse en el campamento. Un ejemplo, según la versión de la madre, de trato injusto hacia una menor.