Carola Rackete, de tan solo 31 años de edad, ha decidido desafiar al presidente de Italia. Como patrona del barco de la ONG Sea-Watch 3 ha decidido no escuchar la prohibición por parte del Gobierno de Italia y ha entrado en aguas italianas con 42 inmigrantes en el barco.

Carola Rackete lleva varios años trabajando como patrona de barcos con finalidad humanitaria y decidió poner a prueba la política sobre emigración del Gobierno italiano este mismo miércoles.

La joven, experta en ciencias del mar y que habla cinco idiomas, decidió girar el timón y avisar por radio a Italia.

Primero preguntó si alguien le recibía y después advirtió que iba a entrar en aguas italianas. La embarcación Sea-Watch 3 tenía 42 inmigrantes a bordo desde hacía catorce días.

Los migrantes habían sido rescatados en aguas de territorio libio y no podían volver atrás, ya que los puertos de Libia no son considerados lugares seguros.

Caso omiso a las amenazas de Salvini

Según la nueva ley aprobada por el nuevo Ejecutivo de Italia, el mero hecho de llevarlos hasta tierra firme sin tener la autorización por parte del Gobierno podría tener una multa de 50.000 euros y una pena de prisión de hasta quince años. A pesar de que desde unos megáfonos por los que se repetían las amenazas de Matteo Salvini, Carola Rackete tomó la decisión de dirigirse al puerto.

De esta manera, la capitana decidió enfrentarse al ministro del Interior italiano, al que se conoce como Il Capitano, nombre con el que se dirigen sus seguidores a Matteo Salvini.

La embarcación de Rackete llegó a estar a tres millas de la costa italiana, donde pasó un registro por varios agentes pertenecientes a la Guardia de Finanzas (algo parecido al Servicio de Vigilancia de Aduanas de España).

El movimiento llevado a cabo por Rackete era la única opción para proteger la integridad, tanto psíquica como física, de los migrantes que iban a bordo. El lunes previo ya habían apelado al Tribunal Europeo de Derechos Humanos con la esperanza de que forzasen al gobierno italiano a abrir sus puertos, pero el órgano europeo se negó a intervenir para poder forzar el desembarco.

Según Rackete, la decisión tomada era la única posible

La joven explicó que la única opción que tenía era entrar al puerto. Sabía a lo que se arriesgaba, pero las 42 personas a bordo del barco estaban al límite de sus fuerzas.

Las conversaciones entre la capitana del barco y la capitanía del puerto han demostrado que las autoridades italianas mantienen la negativa de no permitir la entrada del barco, a pesar de que fueron informados de que la embarcación estaba en estado de emergencia y que la gente que iba a bordo del barco, por la desesperación, estaba sopesando saltar al agua.