El término juventud desde hace muchos años es usado para hacer referencia de energía, vigor y frescura, sin embargo, dicha expresión abarca muchos más caracteres y atributos, que no siempre estarán encaminados a una esencia de positivismo ante la sociedad.

En relación a esto, la OMS para el año 2000 estipuló una serie de escalas que abarcasen diversos caracteres de la juventud, dichas escalas estuvieron enmarcadas en una edad comprendida de 10 a 24 años, cada una con perspectivas biopsicosociales diversas, que en cierto modo conllevan al individuo a la supervivencia social.

¿A que se enfrentan los jóvenes?

Al mencionar aquellos aspectos biopsicosociales que se vinculan con la juventud, no se puede dejar de lado también los factores de riesgos o los retos que el individuo afronta con la llegada de dicho periodo, dentro de los cuales podemos incluir:

Problemas del desarrollo físico que abarcan la salud reproductiva, salud del crecimiento; problemas del desarrollo psíquico que incluyen drogadicción y el alcoholismo. Dichos factores pueden llegar a representar verdaderos problemas para un joven que podrían ser fatales, sin embargo, con el desenvolvimiento dentro de un núcleo familiar estable esta cantidad de riesgos disminuiría significativamente.

¿Cómo puede ayudar la familia?

Con el desarrollo dentro de una familia estable, estaríamos instruyendo no solo principios, sino también los valores morales que en la actualidad son básicos para el desarrollo de una sociedad productiva. Es por esto que la capacidad que poseemos los jóvenes de participar y tener una actitud proactiva ante los diversos problemas que se nos presenten, es primordial para poder establecer una sociedad potencial.

Por otro lado, estableciendo una perspectiva más individualista, podría afirmar que la responsabilidad que poseemos cada uno de los ciudadanos es esencial para poder actuar, marcando diversas pautas que sean parte del progreso del mundo futuro. El joven debe presentar mayor cantidad de intereses sociales, económicos y políticos que persigan la meta del establecer cambios importantes dentro de las sociedades actuales.

En resumen por dichas razones, en cuanto a mi compromiso con la juventud, no solo es responsabilidad de una persona, sino del desenvolvimiento que nosotros como individuos tengamos en la misma en la creación de una sociedad potencial.

Es por tal motivo que el desarrollo y la promoción de movimientos juveniles son tan básicos para ayudar a quienes más lo necesitan, para exigir lo que les corresponde y para que así todos podamos aportar nuestro grano de arena, tan necesario para el progreso actual.

En conclusión, los adultos deben creer en la juventud, y entregarles las herramientas necesarias para que puedan aportar con su fuerza y actuar al bienestar de miles de personas que sueñan con vivir en un país mejor.