La campaña #Me Too se coló en Hollywood y también se ha colado en el Parlamento Europeo poniendo sobre la mesa un tema candente: las trabajadoras de las instituciones europeas también sufren acoso sexual. “Era un secreto a voces, pero se ocultaba. Nadie puede hacerse el sorprendido” explica Angela Vallina, Eurodiputada que apoyó la campaña #MeToo. “Necesitamos a los hombres, que se unan a nuestra lucha, sin ellos será imposible” añade Angela.

Un 94% de las mujeres ha recibido un comportamiento sexista en el ámbito laboral y una de cada 10 ha sufrido una agresión física, según el estudio “My experience of Sexism” de JUMP, una organización que trabaja con empresas para promover la igualdad de género.

En los últimos meses, varias Eurodiputadas han compartido su experiencia de acoso sexual en el ámbito laboral y han creado la necesidad de dar una solución a este problema que cala muchas esferas de sociedad.

Necesitamos que los hombres se unan a nuestra causa. Los hombres están comenzando a darse cuenta de que el acoso sexual es un problema que también les afecta a ellos. Yo animo a todos ellos a ayudar y reflexionar sobre lo que pueden hacer para cambiar la situación” explica Terry Reitnke, Eurodiputada que apoyó la campaña y declaró haber sufrido acoso sexual. “En el debate sobre el acoso sexual en el Parlamento Europeo había menos de 50 personas en el Parlamento y solo unas 5 eran hombres” explica Angela.

Entre las propuestas del Comité por los Derechos de la Mujer y la Igualdad de Género de la Unión Europea (FEMM) se encuentran tener un órgano independiente que aconseje y guíe a las víctimas siguiendo un protocolo claro; un código ético para el personal y educación en valores que defina que se considera acoso sexual y que no.

¿Qué se entiende como acoso sexual?

No hay una línea clara que divida lo que es acoso sexual y lo que no. El Instituto Europeo de Igualdad de Género ha definido acoso sexual como comportamientos no deseados de diferente naturaleza que tienen como propósito o efecto la violación de la dignidad de la víctima.

“Para mí, acoso es todo aquello que alguien dice o hace que te hace sentir incómoda” define Angela, “hay hombres que no te dicen nada, pero con su mirada o la forma de hablar, te están diciendo todo”.

El estudio de JUMP muestra que el 75% de las mujeres han recibido comentarios sobre su vestimenta o lo que deberían llevar puesto.

“Un comentario sexista no implica una investigación legal, salvo que sea un comentario muy ofensivo o una amenaza. Desde el Parlamento Europeo siempre decimos que necesitamos tener instrumentos legales para luchar contra el acoso sexual y cualquier tipo de violencia; pero necesitamos conversar. Hablar sobre lo que es aceptable y lo que no en términos de comportamientos y comentarios sexistas” añade Terry Reintke.

¿Está haciendo suficiente la Unión Europea?

“No, a veces mira hacia otro lado” responde Angela “el papel lo sostiene todo, pero si no lo pones en práctica es inútil” añade.

El procedimiento formal consiste en llevar la denuncia de acoso sexual al Comité anti-acoso que está formado por miembros del Parlamento Europeo. “Hemos visto que este procedimiento no funciona como debería porque muchas víctimas de acoso sexual han declarado que no se sienten cómodas acudiendo a un comité formado por eurodiputados que podrían tener lealtad hacia sus compañeros” explica Terry. “Se le preguntó a un Eurodiputado: si supieses que un compañero tuyo acosa sexualmente a alguien, ¿lo denunciarías? Y él respondió: No” añade Angela.

“Hemos visto que en casos de acoso sexual las víctimas no acuden a este comité por vergüenza o miedo a perder sus puestos de trabajo. Y en muchas ocasiones son las mismas víctimas las que acaban abandonando su puesto de trabajo.

Por tanto las consecuencias las están sufriendo las víctimas y no los acosadores” añade Terry.

¿Qué se propone?

“No queremos criticar el trabajo del Comité, pero en términos de acoso sexual se puede hacer más” explica Terry, “necesitamos crear una atmósfera donde se puedan hablar de este tipo de experiencias y vivimos en una sociedad donde no se da esta situación”.

“Todas las mujeres deberíamos unirnos para luchar por nuestros derechos sin tener en cuenta ideologías o partidos. Votaremos diferente en áreas como economía o agricultura porque cada uno tenemos nuestras propias ideas, pero en este tema no puede haber ideologías” explica Angela.

Las víctimas

“Tras las campañas, hubo muchas reacciones.

Cuando las mujeres denunciaban de forma anónima y no querían dar sus nombres, la gente comentaba que si no querían dar sus nombres es porque no era una historia cierta, había algo raro o tenían algo que ocultar. Y cuando las mujeres alzaban su voz y daban sus nombres, la gente comentaba que solo querían la atención de la prensa” explica Terry “así se crea una situación donde es imposible alzar la voz”.

Un 70% de las personas han presenciado un comportamiento sexista en el trabajo, según el estudio de JUMP. Y sin embargo, según el mismo estudio, un 63% de las víctimas declara no haber sido ayudada o apoyada por las personas que presenciaban la situación.

Terry y Angela coinciden en que uno de los sectores más sensibles del Parlamento Europeo son las asistentas.

Son contratadas por confianza de los propios eurodiputados y por ese motivo es más sencillo perder su puesto de trabajo o “ganarte la fama de que no sabes pasártelo bien o que malinterpretaste una situación…” añade Terry.

Angela añade que en algunos casos, los acosadores son del mismo partido político que las víctimas y es el propio partido el que crea presión para evitar escándalos.

Para Terry una de las grandes consecuencias a parte de “problemas psicológicos a largo plazo” y “la percepción del lugar del trabajo como un lugar no seguro”, es esa etiqueta de “víctima” que se le otorga a la mujer que ha sufrido acoso sexual. “Por el hecho de haber sufrido acoso sexual, no te conviertes en una persona débil” explica Terry, “socialmente, un político o política debe ser fuerte y poderoso, alzar la voz con experiencias como acoso sexual puede transmitir esa imagen de debilidad que está reñida con lo que la sociedad espera de un político.

Pero de mi experiencia personal he aprendido que no es así, sino todo lo contrario. Por ello, mi recomendación es compartir la experiencia”.

¿Cuestión de valores?

Un estudio de JUMP muestra que en general, tanto hombres como mujeres consideran el sexismo un tema menos importante que otros como el racismo o la xenofobia.

Terry explica que “tenemos un sistema educativo que educa en estereotipos: los chicos juegan con camiones y las chicas con princesas. Tenemos que poner en duda el estereotipo femenino donde la mujer se queda en casa y cuida de sus hijos. Pero también tenemos que poner en duda el estereotipo masculino”.

En un 90% de los casos denunciados de acoso las víctimas eran mujeres. Esta cifra muestra le desigualdad y que por tanto, un ambiente sexista puede derivar con mayor facilidad en un caso de acoso sexual.

Terry dice “quiero ver un cambio en las estructuras que tenemos. Vivimos en una sociedad que es muy sexista y donde las mujeres no tenemos las mismas oportunidades que los hombres. Creo que el acoso sexual y la violencia hacia la mujer es uno de los símbolos que nos muestran el tipo de sociedad en la que vivimos”.