Pasan los días y la hipótesis inicial pareciera no desmoronarse, sin embargo, el pueblo y la familia de la niña no creen en ella. La teoría de afirma que Lucía, de apenas 3 años, caminó cerca de 3 kilómetros sola y de noche por las vías del tren, el miércoles pasado ha cobrado aún más fuerza con la grabación de las cámaras de seguridad.

La Guardia Civil ha tenido acceso a la filmación que la empresa ADIF facilitó de una de sus cámaras que estaba a unos 50 metros de donde la pequeña jugaba cuando desapareció. Según pudo saberse, la misma grabación muestra, tiempo después, a un grupo de personas buscando a la niña.

La hora coincide con el momento en que los padres se dieron cuenta que Lucía ya no estaba jugando con sus primos mayores de 4 y 10 años.

A su vez, un grupo de psicólogos especializado en casos traumáticos, ha dialogado con los niños para intentar saber si recuerdan cuándo y cómo desapareció la menor. La autopsia revela que Lucía falleció por un fuerte golpe en la cabeza, sin embargo, el examen forense no constata que existieran signos en sus piernas y pies de haber recorrido un trayecto tan largo para su edad.

Las dudas del caso

Según han relato varios testigos, cuando pasadas las 23 horas del miércoles 26 de julio, los padres alertaron que la pequeña no estaba en el sitio donde creían que jugaba y no respondía a su llamado, comenzaron a decir que "se la habían llevado".

Uno de los abuelos de Lucía, murmuraba lo mismo durante la madrugada de esa noche trágica mientras la buscaba.

Enrique Ramos, portavoz del sindicato ferroviario, cree que es muy difícil que una niña de 3 años haya camino por los raíles sin caerse, cuando los trabajadores suelen tener tropiezos en esos sitios. El trayecto de más de 2 kilómetros que la pequeña habría recorrido a pie, no imposible según los médicos.

La capacidad de resistencia depende de cada niño, así lo demostrarían las cámaras de Pizarra, que reflejan una persona del tamaño de Lucía andando por las vías.

En el pequeño pueblo de Málaga siguen creyendo que alguien se la llevó. La hipótesis policial cree que vencida por el cansancio, se acurrucó cerca de las vías del tren.

El ruino de éste la habría despertado y al levantarse, la golpeó en la cabeza.

El chupete de la niña apareció a los pocos minutos de su desaparición. Lo encontraron sus familiares, debajo de uno de los bancos de la estación. Si bien, en la parte central de la misma existe un escalón un metro de altura, aproximadamente, a unos pasos existe una rampa que conecta ambos andenes y por la que los investigadores creen que la pequeña bajó y comenzó a caminar. La altura de los raíles podría haber provocado que la pequeña no supiera cómo subir y continuara su marcha.

Siete horas después de que comenzaran a buscarla, un maquinista alertó de un bulto, era el segundo tren de la mañana. La autopsia ha confirmado que un fuerte traumatismo craneal le provocó la muerte.

Las suelas de los zapatos de Lucía están más gastadas que lo habitual, pero poco importa eso en Pizarra, un lugar acostumbrado a que los niños jueguen en la estación. A la hora en la familia cenaba en el bar que está en la explanada de la misma, ya no pasan trenes. Aunque los maquinistas suelen entrar al pueblo en alerta, justamente por esta razón.De madrugada, con poca luz y a 120 kilómetros pro hora, es difícil detectar un cuerpo y mas aún, frenar. Pese a la fuerza de la hipótesis principal, los agentes no han cerrado ninguna vía de investigación.

Los pediatras sostienen que, si bien cada niño tiene una evolución psíquica y motriz individual, la mayoría de los pequeños de 3 años pueden caminar, correr y trepar con facilidad.