Las voces en contra de la campaña para frenar el manspreading han comenzado a rugir, ni bien se conoció la noticia de las pegatinas que acompañaran autobuses y metros de la ciudad.

Con el #madridsinqueellabolsee, cientos de hombres quieren asimilar una práctica con la otra. Tal ha sido el caso de José Ángel González, que desde un artículo publicado recientemente por un reconocido periódico nacional, tilda a la organización Mujeres en Lucha de "desnortadas".

El redactor cree que, además, el pedido llega tarde. Para la asociación feminista, el despatarre de los hombres en espacios públicos, se debe a una cuestión de educación.

Que esa falta de sensibilidad y empatía, del hombre que abre las piernas ocupando e invadiendo el espacio del otro viajero, no está más que demostrando una idea de jerarquía y territorialidad.

El redactor se afana en criticar la morfología de los términos, sin reparar en lo evidente. Basta observar cómo está sentado cada usuario del transporte público, especialmente en el metro, para entender que la campaña se sustenta por sí sola.

La cantidad de mujeres que, generalmente sin quererlo, golpean con su bolso la cara de algún desprevenido compañero de viaje, es similar, a la de hombre que hacen lo mismo con su mochila.