Desde que Las Kellys, comenzaron su andadura se han reunido con sindicatos y partidos políticos. Muchas de sus reuniones comienzan o terminan con un "organízate si no quieres que te organicen".
Las camareras de piso, autodenominadas Las Kellys (las que limpian) piden que su trabajo sea reconocido como un trabajo penoso, esta es solo un de las reivindicaciones por las que luchan.
"Ponemos voz y nos defendemos", no quieren que ningún sindicato, ni partido político las represente, ya han llegado demasiado lejos ellas solas.
El oficio de camarera de piso es duro, mal pagado y repercute en la salud de las mujeres que lo ejercen.
La sobrecarga de trabajo a las que son sometidas ha ido creciendo con el paso de los años. En muchas ocasiones, denuncian, se las despide por pedir baja médica, situación que ha provocado el sobreesfuerzo de limpiar en tiempo record, por uno o dos euros cada una, entre 15 y 20 habitaciones.
El sueldo varía según el hotel y el contrato que posean. Si son parte de la plantilla de la empresa, la situación cambia. Sin embargo, la gran mayoría son empleadas con contratos irregulares.
"Hay muchas ganas, pero también hay mucho miedo", reconoce una de las trabajadoras que pertenece al grupo.