Con el levantamiento del secreto de sumario la semana pasada, el caso de Diana Quer, la joven desaparecida el 22 de agosto de 2016 en A Pobra, Galicia, se han conocido los puntos claves de la investigación.
Tras ocho meses de investigaciones exhaustivas entre la Unidad Central Operativa (OCU), informáticos y expertos en análisis criminológico de la policía, ni siquiera el encuentro del móvil ha podido ayudar a descifrar que sucedió con la joven. Cerca de 200 interrogatorios se han realizado a lo largo de este tiempo, pero ningún sospecho ha sido procesado y gran parte de los contactos de la joven en sus redes sociales fueren interrogados.
Pese a la precariedad de las imágenes tomadas por las cámaras de seguridad, la policía logró pasar de los miles de vehículos que circularon por la zona aquella noche a centrarse en solo cuatro.
Para el juez, la causa de la desaparición no pareciera ser voluntaria, pero al no tener pruebas que demuestren lo contrario no descarta ninguna hipótesis. Una de las últimas pistas que los investigadores siguieron fue la información que aseguraba que el cuerpo de la Diana se encontraba en un arcón congelador, en un edificio cerca de Rianxo. Los resultados de la búsqueda resultaron infructuosos, una vez más.