El grito de Ortega Cano proclamando su hartazgo por el desencuentro entre su hija Gloria y su mujer Ana maría Aldón, dejó a su hija y a la presentadora de ‘Ya son las 8’: Sonsoles Ónega, de pasta de boniato. El diestro ya no puede más. Son meses de desencuentro entre los dos grandes pilares de su vida: su mujer y su hija, que andan a la greña por un quítame allá esas pajas.

Ortega Cano y su declaración de intenciones

Llamaba ayer tarde En Directo Ortega y nadie podía prever cuales iban a ser sus explosivas declaraciones. Afirmaba el diestro que se ha cansado de ser tan buena persona y que por eso pedía a todos los suyos y a los medios que se olvidasen de él.

A Gloría y a Ana maría a las que quiere a morir, según sus palabras: “¡Que me dejen vivir! Hay cosas que se tienen que respetar en la distancia”.

Se quejaba de estar siempre entre dos fuegos, en referencia a los desencuentros protagonizados entre su hija y su mujer: “estoy con las dos y quiero que estén felices, pero tengo derecho a vivir”. Se mostraba muy nervioso el torero a tenor también de la segunda parte de la docuserie de su sobrina Rocío Carrasco, que 20 años después se retracta de sus declaraciones alabando el matrimonio de su madre Rocío Jurado y el torero, para asegurar ahora que fue un error.

Declaraba Ortega que no le importa que su hija y su mujer colaboren en Televisión pero que hay que dejarle a él aparte: “Se lo diré a Ana María como se lo digo a Gloria, deben dejar mi nombre a un lado.

No estoy bien de salud y un día me va a dar un patatús”.

Sonsoles Ónega al rescate

La presentadora no quería dar la callada por respuesta y replicaba a Ortega que su hija no estaba en el programa para hablar de su familia ni de él, lo que dio para mucho en redes sociales que se llenaron de memes y risas.

Seguía afirmando Sonsoles que Gloria está haciendo carrera en televisión y que están muy contentos con su trabajo, ya que ahora además de tertuliana es reportera del programa.

Aprovechaba Sonsoles para tirar con bala contra la mujer del diestro, Ana María Aldón, a la que dice no tener nada que reprochar porque esté en otro programa, pero leyendo entre líneas se podía deducir que la culpa de todo.

Durante toda la intervención de su padre, la cara de Gloria era un poema y una vez concluida la llamada, solo acertaba a decir que ya había hablado con su padre del tema y que entendía que le hubiese tocado a ella el rapapolvo, refrendando lo que insinuaba Sonsoles, que la culpa en este caso no fue (como en la conocida canción de Gabinete Caligari) del cha-cha-chá, si no de Ana maría Aldón a la que por lo visto todo el mundo quiere callada, sin expresar lo que siente en público y haciendo el paripé de tener una relación excelente con la hija de su marido.
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