La muerte de doña Ana el pasado miércoles provocó toda una montaña rusa de emociones en la familia Pantoja, y no solo por la difícil tarea de tener que decir adiós a la matriarca de uno de los clanes más conocidos del panorama nacional. Por un lado, el fallecimiento de Ana dejó evidencia de la mala relación que existe entre los hermanos Bernardo y Agustín, y por el otro provocó una reacción en cadena por la anulación, y posterior descancelación de la boda de su nieta Anabel Pantoja.

Isabel Pantoja y Kiko Rivera se ven las caras después de más de un año de conflictos

Pero si hay algo que consiguió la muerte de la madre de Isabel Pantoja, ha sido el reencuentro de la cantante con sus hijos Isa y, sobre todo, Kiko Rivera, con el que mantiene un importante distanciamiento desde que este descubriera los engaños de su progenitora sobre la herencia de Paquirri. Unos desencuentros que madre e hijo dejaron aparcados por un momento en tan delicada situación.

Tras enterarse de la noticia del fallecimiento de su abuela, Kiko Rivera no dudó en abandonar La Graciosa, donde había acudido para asistir a la boda de su prima Anabel, para acudir a Cádiz para poder despedirse de su abuela y arropar a su madre en tan duros momentos.

Y, aunque en un principio se había decidido no permitir la entrada al DJ e Isa, finalmente los dos hermanos pudieron acceder a Cantora provocando, de esta manera, el reencuentro con la artista después de más de un año sin verse las caras.

Mientras que Isa y Anabel pasaron la noche en la finca, Kiko decidió abandonarla alrededor de las cuatro de la madrugada, tras pasar dos horas y media dentro de Cantora.

Un tiempo en el que el marido de Irene Rosales pudo hablar largo y tendido con Isabel y acercar posturas. Sin embargo, nada había trascendido de la conversación que madre e hijo habían llevado a cabo esa madrugada del jueves. Hasta ayer, cuando ‘Viva la vida’ desveló lo que había sucedido entre ellos.

La petición de la cantante a su hijo

Según el programa presentado por Emma García, Isabel y Kiko se fundieron en un abrazo nada más verse y fue el DJ quien rompió el hielo: ‘estoy aquí porque se ha muerto la yaya, tenemos que hablar de muchas cosas pero ahora no es el momento’. Tras las palabras de su hijo, fue la tonadillera quién tomó la palabra para confesarle a Kiko algo que le venía atormentando desde hacía tiempo, al reconocerle que quería ‘ver más’ a sus nietas. ‘Déjame pasar tiempo con ellas’, le pidió. Una petición que podría tener el visto bueno del marido de Irene Rosales, y podría suponer un antes y un después en su relación actual. Según apunta la fuente que ha desvelado la conversación entre madre e hijo, ninguno de los dos veía con buenos ojos que Anabel celebrara la boda, mostrándose molestos y unidos ante la decisión de la sobrina de la cantante.

Kiko quedó impactado con el aspecto físico de Isabel

Sobre el encuentro entre madre e hijo ha ampliado información Diego Arrabal, quien ha asegurado que el DJ se quedó profundamente sorprendido del estado físico de su madre, a pesar de que ya había oído que su madre había adelgazado mucho: ‘no esperaba un cambio así’. Una información que ha corroborado Laura Cuevas, quien vivió 24 años en Cantora con sus padres, y que también ha señalado que Kiko se puso en contacto con una amiga de Isabel para ‘pedirle ayuda’ acerca de su madre.