Tras conocerse de la noticia del fallecimiento de Mila Ximénez, han sido muchas las voces, tanto populares como anónimas, que han querido mostrar todo su cariño a la periodista y a su familia. Personas de su círculo más cercano, amigos y compañeros de profesión no dudaron en acercarse hasta el tanatorio de la M-30 de Madrid para dar su último adiós a la colaboradora de televisión. Sin embargo, no todos estarían al tanto de la muerte de Mila, encontrándose Manolo Santana, su exmarido, en total desconocimiento del fatal desenlace.

Al tenista no le han comunicado la muerte de la que fuera su esposa

Todo sucedía durante la sección del corazón de 'El programa de AR', donde presentadora y colaboradores hicieron un recorrido a la vida de Mila Ximénez. Con un video recordando los mejores momentos de la periodista, sus compañeros dieron algunos datos de cómo fueron los últimos momentos de la escritora. "Se ha ido descansada, sin apenas sufrir", fueron las palabras de Antonio Rossi para describir su despedida.

Alessandro Lequio, por su parte, destacó "la racionalidad" con la que entendió como iba a ser el desenlace: "es un consuelo y toda una lección". Y es que el conde se mostró muy emocionado tras la muerte de la colaboradora, víctima de cáncer, la misma enfermedad que se llevó a su hijo hace poco más de un año.

Tras visionar unas declaraciones de Manolo, hermano de Mila Ximénez, y Alba, hija de la periodista, el italiano ha vuelto a tomar la palabra para desvelar algo, hasta entonces desconocido, y es que su exmarido Manolo Santana se encontraría ajeno a todo lo que ha ocurrido: "tiene que estar muy mal para que no se lo hayan dicho".

Unas palabras que fueron confirmadas por Beatriz Cortázar, quien también destacó la ausencia de los tres hermanos de Alba, por parte de padre, en el tanatorio.

La relación entre ambos estuvo llena de altibajos

Manolo Santana y Mila Ximénez cruzaron sus caminos en 1979, dándose el 'sí, quiero' en 1983. Solo un año después del enlace, nació su hija Alba, el gran amor de la periodista.

Sin embargo, el nacimiento de la niña traería los primeros problemas en el matrimonio, que terminaría separándose en 1986. Una separación que provocaría un giro total en la vida de la periodista, tal y como ella misma afirmó: "perdí el timón de mi vida".

Tras su separación del tenista, Mila se vio envuelta en problemas económicos, lo que le llevó a enviar a su hija a vivir con Manolo durante un tiempo. La situación de la periodista era tan preocupante, que incluso llegó a vivir en un coche: "Yo salvé la niñez de mi hija. Ella lo recuerda con mucha felicidad y eso me compensa". A pesar de una hija en común, la comunicación entre el tenista y la colaboradora nunca fue buena y Mila llegó a tachar a su exmarido como "la peor persona" que se había encontrado en la vida.