Un nuevo miércoles descuenta el calendario. Día esperado por muchos por la emisión de otro capítulo de ‘Rocío, contar la verdad para seguir viva’. Un estreno esperado por la audiencia, pero también temido, fundamentalmente por los miembros de su propia familia: hijos, hermanos. Pero por sobre todo, por su exmarido Antonio David Flores.
‘Vibro’ es el título del capítulo 10 de ‘Rocío, contar la verdad para seguir viva’
Ya cada vez más cerca del duodécimo y último capítulo, el episodio 10 lleva el nombre de ‘Vibro’, presentado por Carlota Corredera desde el plató de Telecinco, transcurrió en dos capítulos consecutivos y sin cambios estéticos en el formato: el habitual monólogo de Rocío Carrasco matizado de lágrimas y silencios, el traje rosa fucsia, el estudio blanco y el proyector como único compañero de la velada.
El relato de Rocío Carrasco en este caso apunta a su hijo David, a quien no ve desde el día 23 de junio de 2016, hace ya de esto cinco años. Cuenta Rocío que ese momento es en el que percibió “que he parido dos veces, pero no tengo a ninguno” en relación a sus dos hijos.
Rocío Carrasco acusa al exguardia civil de manipular a su hijo con falsas promesas
Con respecto a la relación que mantenía en ese entonces con el pequeño David, Rocío no hace referencia, pero sí acusa a Antonio David Flores de invadir los espacios propios, por ejemplo, presentándose en el colegio del niño cuando no le correspondía. También acusa al padre de su hijo de hacerle ofrecimientos extravagantes, como llevarlo a un talent show, grabar un disco o, simplemente, amenazarlo si hablaba bien de su madre.
Así, explica Rocío Carrasco, que su exmarido consiguió ir minando la voluntad del niño: “David empieza a cambiar a partir de que la hermana (Rocío Flores) no está en la casa (viviendo con ella)” y al tiempo que “le iba diciendo cosas”. La hija de Rocío Jurado intuyó así que con David las cosas terminarían “como había terminado lo otro”, en relación al serio conflicto que se desató con su hija mayor.
Es así como relata que el niño fue cambiando sus actitudes hacia ella en particular y en todos los ámbitos en general: de ser un niño cariñoso y comunicativo, se transformó en maleducado y rebelde.
La supuesta amenaza que Rocío no se atrevió a profundizar
Rocío contó un dramático episodio donde ella misma considera que tendría que haber profundizado mucho más, quizá para evitar las consecuencias que se precipitaron los años subsiguientes.
David le contó a su madre que su hermana Rocío Flores le había dicho unas escalofriantes palabras: que no iba a parar hasta que llore “lágrimas de sangre” y termine en la cárcel. Lo contradictorio es que, continúa Rocío Carrasco, esas mismas frases se las adjudicaron a ella misma. La última imagen que recuerda Rocío Carrasco de su hijo David es de niño, de espaldas, con su mochila y caminando con su padre y hermanos. Un 23 de junio de 2016, hace ya cinco años.