El divorcio entre Alejandro Sanz y la que fuera su mujer durante una década, Raquel Perera, aún tiene muchos cabos sueltos. Por ejemplo, la ex pareja tiene que hacer frente a varios frentes legales, entre los cuales se encuentra un posible embargo de la mansión de Alejandro.

A pesar de que el famoso cantante español y su ex mujer ya llevan varios meses separados, ella aún sigue al frente de las empresas del cantante. Pero ahora, una empresa del estado de Florida les reclama varios millones de dólares, algo que podría hacer perder al músico su maravillosa casa de Miami.

La ruptura de uno de los matrimonios más estables se hacía pública en el mes de junio

Solo una semana más tarde, ambos decidían confirmar la noticia a través de sus redes sociales, dejando claro que "seguían siendo familia y que seguirán amándose y respetándose". Simplemente, "lo eterno es mucho más complejo y la gran ventaja de amarse es que ese sentimiento puede ir en muchas direcciones", sin que la responsabilidad sobre sus hijos, el cariño y la lealtad desaparezcan. "La familia está por encima de todo eso y así seguirá", decían.

Desde ese momento, nada más se supo sobre el divorcio de la pareja ni sobre los acuerdos firmados para poner fin a su matrimonio. No se sabe si están llevando el divorcio de manera civilizada o se están tirando los trastos.

Alejandro Sanz siempre se ha caracterizado por dejar las cosas personales fuera de los medios de comunicación y, en esta ocasión, no iba a ser diferente.

Ante los medios, la pareja se lleva perfectamente. Mientras el cantante ya ha rehecho su vida sentimental junto a Rachel Valdés, Raquel Perera disfruta junto a sus amigos sin ningún tipo de compromiso.

Raquel Perera sigue estando al frente de las empresas del cantante

El divorcio solo tendría unos puntos pendientes, vinculados a las empresas que tenían en común y varios frentes judiciales que siguen abiertos. La empresa más importante de la ex pareja, Gazul Producciones, sigue teniendo al frente a la propia Raquel Perera, aunque fue fundada por Alejandro Sanz en el año 1998.

Dicha entidad se dedica a las artes escénicas, su sede está en Madrid y no presenta cuentas desde el año 2017.

Bajo esta empresa hay otras marcas, ya que desde que Alejandro Sanz decidió romper con su representante Rosa Lagarrigue, que había estado al frente de su carrera profesional desde el principio, decidió tomar las riendas de Mow Management, una agencia de representación que se encarga de la carrera, por ejemplo, de Niña Pastori.

Durante su matrimonio, mientras Alejandro Sanz se volcaba en su carrera como cantante, Raquel se encargaba de estar al frente de las empresas. El problema es que tanto Gazul como otra empresa de la pareja, Alja, tiene varios frentes legales pendientes.

El cantante tiene que pagar casi cinco millones y medio de euros a la que fuera su representante por rescindir su contrato tras 25 años de relación profesional, ya que su despido fue injustificado.