Oscar Pistorius ha iniciado una nueva vida en la cárcel: dedica su tiempo a enseñar la Biblia a otros condenados en prisión. El que fuera héroe nacional, el atleta paralímpico sudafricano, Oscar Pistorius, ha decidido llevar una vida diferente en prisión, ya que cumple condena en Sudáfrica por el asesinato a tiros, en el año 2013, de su pareja, la modelo Reeva Steenkam.

De héroe nacional a ser despreciado

El atleta se ha reconvertido en una especie de predicador y dedica todo el tiempo que tiene en enseñar a otros presos la palabra de Dios, sobre todo a aquellos que son considerados más peligrosos. Una o dos veces a lo largo de la semana, el ex atleta organiza un grupo de lectura y de estudio de los Evangelios y se ha convertido en una gran influencia positiva para el resto de presos.

En la cárcel de Attereridgeville, donde Oscar Pistorius está cumpliendo una condena de 13 años por disparar a su novia y matarla. El que fuera héroe de su país se defendió asegurando que pensaba que era un ladrón que quería robar en su casa, ya que Sudáfrica es uno de los países con la tasa de robos y violencia más altos del mundo.

Según fuentes del diario Weekend Argus, Pistorius tiene un buen comportamiento, compra alimentos a los presos que tienen menos recursos económicos y pasa la mayor parte de su tiempo en la biblioteca de la cárcel, donde se dedica a leer y estudiar. Sin duda, la vida de esta joven estrella que se convirtió en imagen de múltiples marcas deportivas y era un modelo para los más jóvenes, pero cambió totalmente hace cinco años cuando mató a su novia.

Posee varias marcas en el atletismo mundial

Pistorius pasó a la historia del atletismo por conseguir las marcas de 100, 200 y 400 metros lisos en la categoría de personas con doble amputación (aunque, en su momento, fue acusado de beneficiarse de que sus prótesis estaban realizadas con fibra de carbono, algo inusual en su momento).

Pero, el 14 de febrero del 2013 su vida cambió por completo: disparó a su novia, en su casa en Pretoria (capital de Sudáfrica) cuatro veces a través de la puerta del baño, donde la joven se había encerrado. Él se defendió asegurando que la había confundido con un ladrón, pero la joven tenía golpes en la cabeza que se habían realizado con un bate de cricket. Durante el juicio fue descrito por los psicólogos como un paranoico y amante de las armas. Una persona muy diferente de lo que se pensaba. Su imagen pública quedó destrozada.