Antena 3 ha tomado una drástica decisión respecto a la duración de sus Series. 50 minutos es ahora el tope o límite para cada episodio cuando la regla general se sitúa entre 80-90 minutos. Sus razones se deben a una estrategia empresarial que propone la conciliación así como otros intereses comerciales.
Netflix es la clave
Antena 3 ha decidido ese número concreto de minutos con la clara intención de exportar y/o vender sus productos a plataformas como Netflix, Amazon Prime Video, Sky y demás plataformas que ofrecen contenidos de ficción a la carta.
Son precisamente estas empresas quienes han creado la tendencia de crear series cuyos capítulos no sobrepasan los 60 minutos o los 30 minutos en el caso de las sitcoms. Debido a esta norma no impuesta, Antena 3 ha decidido subirse al carro en lo que se supone una clara estrategia empresarial destinada a la venta de sus productos y a una colaboración más estrecha con quienes les roban cuota de pantalla.
Medidas de conciliación
Antena 3 habla de la necesidad solicitada por ciudadanos y políticos de volver al prime-time de las diez de la noche. Sin embargo, en los últimos años, la tendencia es alargar el programa del access prime-time que normalmente se convierte en lo más visto del día (mayor número de espectadores) en su propia cadena: por ejemplo El Hormiguero, First Dates o El Intermedio.
Así, el prime-time suele empezar a partir de las 22:30 de la noche en todas las cadenas, en algunos casos alargándose hasta las 23:00 de la noche. Esto provoca que el producto principal del día en las cadenas no termine hasta pasadas las doce. Con esta nueva estrategia del grupo A3Media se pretende no invertir la tendencia pero sí acabar antes el producto de prime-time con intención de contentar las críticas del público.
No es la primera vez que se hace pues La Uno ha sido pionera anunciando que determinados programas terminan antes de las doce.
Realities y Talents, el producto de moda
El problema con las series de los últimos años es que han pasado de ser el producto más visto a competir con los diferentes reality shows o talent shows que se emiten en directo (o falso directo) lo que ha supuesto una mejora en la calidad pero también una escasez de producciones.
Las cadenas no quieren arriesgar lo más mínimo y por ello no solo basta con emitir publicidad durante los capítulos para conseguir beneficios sino conseguir venderla a plataformas como Netflix o que tengan una cierta repercusión internacional como Vis a Vis o La casa de papel.