A diferencia de la primera película de Deadpool, que llegó a los cines con suma discreción y acabó recaudando más de tres veces su presupuesto, esta nueva secuencia viene con una carga de responsabilidad mucho mayor, teniendo no sólo el trabajo de superar a su predecesor, sino también de ir construyendo su propio universo. En ese escenario, la considerable inversión para la producción de esta secuencia acabo mejorando diversos puntos, pero irónicamente, esa misma grandiosidad termino haciendo que la esencia de su personaje principal quedara diluida.
El protagonista se ve diluido
Tal vez el aspecto que más ejemplifique este argumento es el guion; Mientras que en el primer largometraje tenemos una trama relativamente simple, donde Wade Wilson básicamente busca venganza y salvar a su novia, pero que funciona perfectamente para la propuesta de la película. En Deadpool 2 tenemos una historia más compleja, que introduce elementos como pérdida, soledad, el deber de un superhéroe e incluso viajes en el tiempo. No es que esos temas no puedan ser utilizados, pero definitivamente no funcionan muy bien para la estética de Deadpool, así que la impresión en diversos momentos es una falta de armonía entre la película y su personaje principal.
Sin embargo, una cosa que realmente vale, es elogiar el guion escrito por Rhett Reese y Paul Wernick, siendo el comienzo de la construcción del universo alrededor del Deadpool.
Con el éxito de la primera película, Fox obviamente permitió que Ryan Reynolds utilizara más elementos del universo de los mutantes y ese aspecto fue muy bien desarrollado. Además de conectar el filme aún más con los X-Men, la historia tampoco tiene miedo de abordar las metáforas de los mutantes relacionadas con la discriminación y la segregación, aunque no sea el foco principal, los elementos están presentes y se abordan de forma satisfactoria.
Yendo a los chistes, que son básicamente marca registrada de Deadpool, esa segunda película definitivamente no es tan graciosa como la primera. Debido a su guion un poco más serio, las situaciones nonsense y chistes todavía están presentes, pudiendo hasta arrancar algunas sonrisas, pero las verdaderas carcajadas realmente sólo ocurren a través de las referencias.
En ese sentido, Deadpool continúa haciendo excelentes parodias, sólo queda debiendo un poco en relación a la quiebra de la cuarta pared, otra característica muy marcada del primer largometraje.
En cuanto a las actuaciones, la de Ryan Reynolds es prácticamente perfecta, pero por desgracia el actor guarda los chistes sobre sí mismo, que suelen ser los más divertidos. Josh Brolin, muestra que puede vivir tanto en la piel de un villano intergaláctico que quiere acabar con la mitad del universo, como un soldado atormentado que tiene la capacidad de viajar en el tiempo. A pesar de que Cable sea significativamente mal aprovechado, sobre todo por los giros argumentales, Brolin consigue sacar leche de piedra, transmitiendo el dolor, la amargura y principalmente la violencia del personaje.
Lo mejor de la película
Pero quien realmente roba la película es Zazie Beetz, interpretando al personaje Dominó, que posee el extraño poder de manipular las probabilidades a su favor. Como dice el propio Deadpool, ese no parece ser un poder muy cinematográfico, pero las soluciones encontradas en la película son simplemente geniales. En todas las escenas de acción en las que la Dominó está presente, la película logra explorar de formas extremadamente creativas sobre la extraña capacidad de simplemente tener suerte.
En la película, David Leitch trae toda su experiencia con John Wick y Atómica para crear secuencias de lucha fantásticas, que logra explorar las mejores características de cada héroe.
Desde la fuerza bruta de Cable con sus armas super potentes, hasta maleabilidad del cuerpo del Deadpool, usada varias veces para crear momentos agonizantes. El brillo sólo se pierde un poco en las escenas con CGI pesado, un problema que no llega a molestar tanto, pero que supuestamente debería haber sido resuelto con el presupuesto tan grande que se usó.
Al final, es visible que el factor sorpresa juegue contra la película. A diferencia de la primera, donde con un guion más simple se permitía que la historia sirviera enteramente la comedia, Deadpool 2 es un poco más mesurado, sacrificando parte de su humor en el intento de entregar más capas al antihéroe y construir su propio el universo, sin embargo, falla en armonizar la identidad de sus personajes con las ideas propuestas por el guion. No obstante, es una película extremadamente divertida, sobre todo para aquellos que consiguen recoger todas las referencias.