June Osborne o Offred sonreía en el final de la primera temporada, ante la posibilidad de un futuro mejor y esperanzador. Los espectadores sonreíamos con ella.

La sonrisa tras ver el capítulo se ha tornado en histeria, sufrimiento y lágrimas. Los primeros minutos del inicio de temporada de la serie producida por Hulu no dan tregua al espectador, combinando un montaje distendido con una actuación por parte de Elisabeth Moss y de sus compañeras de reparto que engancha y transmite. La actriz protagonista, y también productora de la serie, aguanta los primeros planos como pocas son capaces de hacerlo.

El guión adaptado da paso al guión original

La adaptación de la novela que Margaret Atwood publicó en 1985 ya se desarrolla más allá del texto. La novela no iba más allá, por lo que a raíz de esta temporada, el argumento ha comenzado a ser un original de Bruce Miller. Se ha profundizado más en el pasado de las protagonistas de la historia.

En el primer capítulo, se dan a conocer más detalles sobre cómo se fue formando la república de Gilead en los modernos Estados Unidos con de la plasmación, a través los personajes de Offred y de su hija, de los primeros gestos que cuestionaban la forma en que las madres educaban a sus hijos. Hallamos la raíz del asunto; comprendemos por qué se optó por dejar a las mujeres fuera del mundo laboral.

Seguidamente, en el segundo capítulo de esta nueva entrega de la ficción, conocemos en profundidad la historia pasada del personaje de Ofglen (Alexis Bledel), quien se nos descubre como profesora de Universidad, atemorizada por el rumbo que están tomando las leyes y decisiones del sistema. Se le niega la posibilidad de ejercer su trabajo en el próximo semestre.

Las justificaciones al respecto son escasas; no parecen ser necesarias.

Una ficción perfecta para despertar la conciencia de Occidente

El creador de la serie ha hecho un esfuerzo por descubrirnos los orígenes de esta nueva sociedad llamada Gilead, en la que las mujeres solo pueden acostumbrarse a cumplir ciertos papeles, o ir a las temidas Colonias, las cuales también se nos descubren a través de la mirada del personaje de Bledel en el segundo capítulo de la temporada.

La escenografía está muy bien cuidada. El lugar es desolador, sucio; la atmósfera parece asfixiante y al espectador llega a costarle tanto respirar como a los propios personajes.

Hasta la salida a la luz de estos nuevos episodios, los espectadores podían continuar creyendo que el desarrollo de este nuevo sistema no era algo tan repentino, que aún teniendo un desarrollo rápido, los personajes habían tenido un cierto tiempo para adaptarse. Sin embargo, Miller nos abre los ojos a través de las imágenes y del guión; nos comunica que esto nació un día de la nada. El temor y la piedad se acentúan, y con estos dos componentes lo hace también la catarsis aristotélica, que genera una mayor atracción e impacto en el espectador.

Las leyes pueden cambiar de la noche a la mañana. Hoy es legal el matrimonio homosexual, pero puede que mañana ya no lo sea, o eso es al menos a lo que se enfrenta Ofglen al intentar huir de Estados Unidos con su pareja y su hijo.