Cada cierto tiempo asistimos a una matanza o tiroteo masivo en EE.UU., y cada vez que esto ocurre renace la polémica acerca del control de armas de fuego. Una serie como la ideada por los hermanos Dowdle de la mano de la Wenstein Company sirve de gran ayuda para entender el contexto estadounidense y el por qué de su eterno debate.

Un FBI con antecedentes

No es gratuito que la escena inicial, la única fuera de la linea argumental propuesta en Waco, sea el también fatídico desenlace del caso Ruby Ridge; la operación para detener al supremacista blanco Randy Weber que finalizó con la muerte de su esposa, su hijo y un agente federal.

El resto de los 6 capítulos profundiza en que ocurría y que ocurrió en el rancho donde vivía un polígamo fanático religioso llamado David Koresh, interpretado por un mimético y arrollador Taylor Kitsch, y sus seguidores, los conocidos como davidianos.

¿Qué ocurrió realmente en Waco?

En nuestra cabeza aún resuenan palabras como “nuevo mesías”, “abusos a menores” o “suicidio colectivo”. La serie, de un modo valiente pero no exento de polémica al haber mostrado a un Koresh familiar y protector muy alejado de la mitología popular, nos descubre nuestro error y la realidad de lo que allí sucedió. Como este austero grupo religioso fue asaltado de manera desproporcionada y sin un motivo justificado por la ATF (la Agencia de Tabaco, Alcohol, Armas de fuego y Explosivos) y los posteriores 51 días de desquiciante asedio por parte del FBI que finalizaron con 76 de los integrantes del culto muertos, 21 de los cuales eran niños.

Imposible imaginar un peor desenlace.

Detalles, testimonios, verdad

Con un formato realista basado en las biografías escritas por 2 de los protagonistas, y con el apoyo de las grabaciones del propio FBI, el asedio se nos muestra con un lujo de detalles estremecedor. Capítulo a capítulo el espectador se sonrojará al ir descubriendo como todos hemos sufrido una especie de lavado de cerebro al haber confiado ciegamente en la primera impresión que recibimos por parte de los medios de comunicación que retransmitieron el desastre prácticamente en directo.

Así, entre el testimonio de David Thibodeau (Rory Culkin), uno de los supervivientes que cuenta la vida en el interior del rancho, y el de Gary Noesner (Michael Sannon), el negociador del FBI apostado en el exterior y rodeado de una autentica campaña bélica, nos encontramos con una realidad inesperada que hila un trasfondo que , ademas de seguir de actualidad, a veces nos cuesta comprender desde nuestra desarmada perspectiva europea: el siempre polémico asunto del control de armas de fuego en los EE.UU.

Si recordamos que la razón principal y original para la posesión de este tipo de armas es brindar a los ciudadanos la posibilidad de defenderse, no ya de otros ciudadanos, si no del propio gobierno y sus abusos, Waco es el ejemplo perfecto de un escándalo que no hubiese salido a la luz de no ser por la posibilidad que tuvieron los asediados de frustrar la primera arremetida gubernamental. La controversia para la sociedad norteamericana continuó ya que, ese 28 de febrero de 1993, era la primera vez en la cual el gobierno atacaba a sus propios ciudadanos con tanques y helicópteros de guerra; no así con el uso, al final del hostigamiento, de gases lacrimógenos con alta y probada capacidad inflamable, causa mas probable del incendio final, y que ya se habían usado con anterioridad en otros allanamientos con similar desenlace.

La influencia de Waco en nuestra sociedad

La serie refleja una sociedad que aún no ha olvidado sus derechos fundacionales y como el control de armas, sobre todo en el sur y en la América mas profunda, no solo es literalmente imposible, si no que causaría una mas que probable guerra civil contra los grupos paramilitares de extrema derecha y otros ciudadanos fervientemente convencidos de su derecho a defenderse del estado. Un estado al que consideran tiránico y que, paradójicamente gracias a casos como el de Waco, en lugar de conseguir amedrentar, ha propiciado un rearme de la población civil mas paranoica.

Cabe recordar además que Waco, junto al caso O.J. Simpson (también revisable gracias a la estupenda primera temporada de “American Crime History, El pueblo contra O.J.

Sipmson”), fue uno de los acontecimientos sociológicos claves de la década de los 90 y un anticipo del futuro que ahora vivimos y cuya confirmación sería el 11-S. La vida (y la muerte) retransmitida en directo; la posibilidad de asistir desde nuestro sofá al escalofrío.

Lo breve si bueno, a veces se queda corto

La serie de los hermanos Dowdle solo tiene un problema, que es excelente y sabe a poco. 6 capítulos solo nos provocan ganas de que se hubiese profundizado más en cada uno de los aspectos en los que se pone el acento. Su visualización trasmite la triste sensación de las series que van a ser canceladas y se ven obligadas a contar mucho en poco tiempo. Porqué Waco daba para una temporada entera.

Aún así, el sorprendente devenir de los acontecimientos en un guión del que se sabe el final, un elenco perfecto con unas interpretaciones contenidas y realistas en un clima de desasosiego que muestra a unos protagonistas, tanto dentro como fuera del rancho, acorralados, perdidos y atascados ante la maraña burocrática, el caos de la vida, y una sociedad neurótica, hacen de esta serie un producto que, mas que verse, se devora.