Ya se puede hablar oficialmente de que Sálvame está atravesando el peor momento de su historia. A sus cada vez más acuciantes problemas para mantener una audiencia que cotiza a la baja en detrimento de una Antena 3 que lo hace al alza y amenaza con desbancar definitivamente el liderazgo del programa de corazón tras más de una década, se le están sumando problemas judiciales de calado.

El primero de estos llegaba desde un estamento regulador como es Competencia desde donde se informaba a la cadena y a la dirección del espacio vespertino más rosa de la televisión española estaba siendo investigado por un posible caso de publicidad encubierta cuyas multas podrían rondar el millón de euros.

De ser así, los problemas económicos en los que se metería este espacio serían de aúpa ya que como todos saben ha habido un proceso de recorte de presupuesto que ha afectado a varios de los trabajadores de Sálvame.

El segundo problema venía firmado por una ex colaboradora como Raquel Bollo quien, según varios de los tertulianos del programa de marras, tenía prevista una doble denuncia tras considerar que se había dañado el honor y la intimidad suya, la de su hijo -menor de edad- y que todo ello se había hecho con publicidad, lo que aún agrava más la pena en el caso de que fueran condenados.

Pues bien, cuando ya parecía que el equipo judicial de Sálvame estaba desbordado, ha llegado a una nueva causa.

En este caso, provocada por la incontención verbal de su colaborador estrella del programa como es Kiko Hernández, quien se extralimitaba en la narración de sus noticias en relación a las supuestas infidelidades de Gustavo González, protagonista un día sí y otro también en este espacio.

Lo hacía a la hora de hablar de una presunta infidelidad del paparazzi con una de las mejores amigas de su ex.

En lugar de dejarlo ahí, insistía en dar todo tipo de detalles que dejaban muy poco lugar a la duda sobre a quién se refería. Tanto era así que, tal y como algunos compañeros de Kiko han podido comprobar, la vida en el pueblo donde esta vive se le ha hecho imposible.

La puntilla a Sálvame

Casada, con familia y en una pequeña localidad en la que parecen tener el dedo flojo a la hora de acusar aún sin pruebas, esta habría tenido hasta que dejar de trabajar ante la situación de incomodidad manifiesta a la que se le habría sometido desde el programa de Telecinco.

Algo que le estaría afectando mucho más de lo que se pudiera prever.

Tanto es así que, según se ha publicado, estaría a punto de tomar acciones legales contra Kiko Hernández y contra Sálvame. Quizás sea la puntilla que ponga en entredicho la continuidad de un programa cada vez más cerca de finiquitarse.