Quienes lo conocen insisten en que es así. A pesar de que a menudo parezca muy serio, porque lo es en su trabajo, es un guasón como pocos. Sin embargo, a veces, como le pasa a todos los graciosillos y graciosetes, se pasa de rosca y acaban siendo protagonistas de un entuerto del que salen mucho peor que entraron.
Eso es lo que parece le está sucediendo a estas horas a Kiko Hernández, el colaborador con "o" mejor pagado de Sálvame, y de quien no dejan de rajar en los distintos mentideros en los que se analiza la información televisiva y la crónica social.
La razón, la delirante autoentrevista que este regaló a la audiencia del programa de corazón decano de la televisión española.
En esta, que como era de esperar se vendió a bombo y platillo al tratarse de las preguntas y respuestas sobre la vida del que probablemente sea el tertuliano más hermético de todo el programa que presenta Jorge Javier Vázquez, ha sido catalogada ya como una auténtica "tomadura de pelo" por varios de los internautas que comentaron y siguen comentando el destino de que el madrileño fue protagonista.
A pesar de que en "el gancho" que el programa utilizó para captar la atención de la audiencia se deslizaba que este podría responder a la siempre eterna cuestión sobre si le gustan los hombres o las mujeres, este, ya en el desarrollo de la entrevista que se realizó a sí mismo se limitó a responder sobre ese asunto que "todos tenemos algo que ocultar", pero que en su caso no le quita el sueño que finalmente se desvele el pastel.
Lo dejaba caer, pero no lo respondía.
Más tarde siguió la cosa jactándose de ser el colaborador del programa de Telecinco que más demandas recibía cada año, elevando el número de estas sobre la media docena y asegurando que varias eran "de las gordas", de las que te piden medio millón. De nuevo se mofaba de todos los que le querellaban para revelar a todo el mundo que nunca había perdido ninguna.
Kiko Hernández y su autoentrevista en Sálvame
La respuesta que más se ha comentado en las redes sociales es la que repitió en más de una ocasión y que rezaba aquello de "vamos a dejarlo ahí". Si tenemos en cuenta que uno acude a una entrevista, y más en televisión, para responder a cuestiones que interesan a la audiencia lo normal es que responda a las cuestiones. Sobre todo si estas se las hace él. En el caso de Kiko Hernández todo fue humo. Ni aclaró, ni confirmó, ni desmintió. Solo sonrió y se dio bola a sí mismo.