Tal y como se muestra en la imagen principal adjuntada en esta noticia -y que puedes ampliar haciendo click sobre ella- Lydia Lozano, como casi todo el mundo, tiene más de una cara. Y es que no es lo mismo lo que uno muestra o exhibe en público o ante determinadas audiencias que lo que uno es después en la intimidad que le proporcionan las cuatro paredes de su casa.

Más aún cuando un personaje que lleva tantos años en la picota informativa como es el caso de Lozano, ha sido tan celosa con su intimidad de la que solo se sabe que su otra mitad es Charly y que, últimamente, ha sido calificada como una fiestera de primera por uno de sus vecinos que la tendría denunciada y con quien tendrá que dirimir su lucha en los juzgados...

mientras trata de aferrarse a una silla de Sálvame que parece estar quemándole últimamente.

A sus 56 años, Lydia Lozano siempre ha llamado la atención por ser una persona visceral y tremendamente sensible. Tanto que muchos la asocian a alguna de las muchas tardes en las que ha acabado llorando, saliendo del plató o derrumbándose ante alguna noticia que le afectaba de primera mano.

No obstante, hay otra parte de ella mucho menos conocida. La laboral, la que le ha llevado a estar donde está y que, dicen, poco tendría que ver con esa imagen cándida que muchas veces traspira delante de las cámaras. Tal y como recogen nuestros compañeros de Lecturas, ésta, a lo largo de su carrera, ha sido vista como una colega capaz de hacer cualquier cosa por una exclusiva.

Lo que le ha llevado a tener que ser una habitual de las fiestas de la capital de España e, incluso, a conseguir un sitio privilegiado a empujones, en más de una ocasión.

La parte menos conocida de la vida de Lydia Lozano

Con más de 30 años en la profesión, Lydia Lozano, cuya primera aparición televisiva fue en un programa como invitada a modo de representación de la tribu urbana de los "pijos", conocía hace 34 años a Charly.

Hombre que llegaba poco después de perder a su pareja de entonces, José Luis. Por entonces era una dependienta de El Corte Inglés.

Ya dentro de Sálvame, la mejor amistad que ésta mantiene de entre todos los tertulianos de Sálvame, es de lejos la que le une a Kiko Hernández la más solida de todas. De hecho, es posible que solo pueda considerar a éste como una amigo de esos de verdad y para siempre.

Tanto como para ser un habitual de las muchas fiestas con DJ e invitados de la jet set madrileña que acuden a su casa cuando ésta organiza algún 'sarao'. Y es que, cuando no llora, a Lydia le encanta bailar y divertirse con los suyos. Lo dicho, dos caras bien distintas.