Como todo lo que lleva aparejado el nombre de Jorge Javier Vázquez, su última entrevista íntima, realizada en el programa de Telecinco, Viva la vida, presentado por su amiga Toñi Moreno, el catalán ha vuelto a convertirse en el foco de la polémica mediática tras una serie de confesiones que le están reportando ya todo tipo de críticas.
Una de las que más 'palos' le están provocando es la que está relacionada con la apología de la cirugía estética que él mismo reconoció hacer, ya no solo en antena, sino también ante sus amigos, familiares y conocidos.
Y es que, no es menos cierto, que a diferencia de lo que ocurre con otros rostros famosos, este no ha ocultado nunca que ha pasado por el quirófano en busca de mejoras estéticas... y no precisamente pocas veces.
A este respecto el de Badalona comentó que había perdido la cuenta sobre cuántas veces se había puesto en manos de un cirujano para que le pasase el bisturí por su cuerpo porque "empecé muy joven" y, de paso, tampoco tiene la intención de revelar que estas se acercan más a la decena que a otra cifra.
Pero no es esta confesión la que más ha alborotado al personal, y muy especialmente al que se da cita en las redes sociales para comentar todo tema de actualidad candente. Las declaraciones que llevaban a este al disparadero eran aquellas en las que reconocía que "estaría todo el día operándome", llegando a hablar de adicción.
Como si se tratase de otra sustancia mucho más potente, JJ lo compara con el subidón que se siente cuando la gente sale de fiesta y hace uso de estupefacientes duros: "Me encanta la sedación, disfruto ese momento que te ponen la aguja y cuando tienes mucha práctica, es como cuando sales de marcha", indicó.
Jorge Javier y su subidón con las agujas
Lejos de amainar lo que ya estaba siendo todo un polvorín en las plataformas sociales, este reconoció hacer apología de las operaciones calificándolas como una "droga legal", subrayando, eso sí, la importancia de escoger a un buen profesional dada la enorme cantidad de pseudo profesionales que hay por ahí vendiendo milagros que luego se convierten en problemas mucho mayores para esos neófitos en la materia.
Como siempre se ha dicho en estos casos, el primer paso para solventar un problema es reconocer que uno mismo y en primer lugar que lo tiene y luego pedir ayuda a los demás. En la primera parte de la frase, la que habla de reconocerlo, JJ parece haber dado el paso. Más difícil resulta pensar que pedirá ayuda. Parece que esa sensación le gusta demasiado.