Reza un dicho que "los problemas nunca vienen solos". Pues bien, este podría ser aplicado a la situación actual del canal estrella de Mediaset España, Telecinco, a raíz de su pérdida de audiencia y de las últimas noticias que tienen a la cadena de Fuencarral como protagonista.

De hecho, era hace unas horas cuando, mientras la cúpula de la cadena dirime qué decisiones tomar en relación a lo que está sucediendo en el reality show tras la expulsión disciplinaria por un presunto asunto de agresión y cómo conseguir que remonten algunos de sus programas estrella como Sálvame o el Deluxe, un miembro de la magistratura ponía el grito en el cielo.

Hablamos de juez de Menores, Emilio Calatayud, quien tras todos estos escándalos, y tras analizar algunos de los asuntos que tienen a la quinta cadena como protagonista, no podía pasar por alto que se están traspasando todas las líneas rojas. Las que van desde "el buen gusto y la educación... hasta las del delito".

Lo hacía eso sí, sin nombrar la cadena, pero justo después de mostrarse alarmado por la noticia de que un concursante estaba siendo investigado por presuntos abusos a otra en un concurso de televisión, lo que deja poco lugar de interpretación hacia quién iba dirigida la advertencia.

Más adelante, en su comunicado publicado por el diario granadino de El Ideal el magistrado andaluz recuerda a los empresarios encargados de manejar sus asuntos audiovisuales como les viene en gana que "no todo vale para hacer negocio", poniendo de manifiesto que hay ciertas líneas rojas que, se desliza intuye se están pasando por alto, y que todo acto tiene sus consecuencias, y que a menudo están son importantes.

En este sentido, y mientras deja que los entes implicados en el caso diriman si el hecho que le ha empujado a escribir su columna es o no constitutivo de delito, aprovecha para mandar un mensaje a la audiencia indicándole que, en parte, está en sus manos decidir qué ver y que no.

¿Está Telecinco generando contenidos sensibles en busca de la audiencia?

Uno de los problemas, si es que lo podemos llamar así, de la televisión privada es que es una empresa cuyo fin último es la obtención de beneficios. Unos beneficios que, en el caso de los medios de comunicación, llegan, básicamente, a través de la publicidad, cuyos precios aumentan o disminuyen en función de la audiencia de sus programas.

Una situación que ha llevado a muchos de los fans de la pequeña pantalla a pensar que, quizás, en pro del negocio, se estén montando auténticos shows que les garanticen un aumento de audiencia en según qué formatos. Parece retorcido pero no hay que descartar nada.