A diferencia de lo que sucede en los pueblos, donde los sobrenombres o apodos no solo duran toda una vida sino que se transmiten por herencia de padres a hijos y de hijos a nietos sin que ninguna generación se pueda llegar a desligar de ese primer mote con el que fueron nombrados en las grandes ciudades, basta con cambiar de círculo de amistades para dejar atrás ese apelativo con el que se dirigen unos a otros en las cuadrillas.
Si hablamos de la televisión no son muchos los apodos que perduren. Calificativos como "la reina de las mañanas" o "el rey del prime time" pueden durar el mismo tiempo que dure el éxito que te confirma como tal.
Lo mismo sucede con otro tipo de reinados más oficiosos si cabe como el que llevó a Belén Esteban en sus momento, y tras presentarse a la opinión pública como una víctima, como "princesa del pueblo".
Un sobrenombre que le ha acompañado durante los últimos dieciocho años en los que ha estado en la picota de la actualidad mediática pero que podría perder si, como muchos expertos en la crónica social barruntan, la de San Blas empieza a perder el apoyo del mismo público que un día la envío directamente a la realeza de las celebrities.
Todo ha sucedido a raíz de su último "belenazo". A diferencia de lo que sucedió en los anteriores, en los que ésta salía reforzada y con una historia que alargar como un chicle en las principales revistas de papel cuché, en este fue al revés.
El hecho de que traicionara la palabra de una persona enferma y lo hiciera a cambio de llenarse los bolsillos pudo suponer el punto de inflexión en muchas de las personas que hasta ahora la seguían y que creen que se pasó la raya.
Es por eso que sólo hace falta echar un vistazo en las redes sociales para comprobar cuáles fueron las reacciones a su entrevista en el Deluxe para comprobar que el adjetivo "inmoral" se repite como un mantra, tanto en sus cada vez más detractores como en sus seguidores defraudados por lo vivido el pasado sábado por la noche en Telecinco.
El último "belenazo", un antes y después en la vida de Belén Esteban
En este contexto no es de extrañar que tanto fans de Sálvame y Sábado Deluxe contrarios al cáliz que ha tomado la actualidad mediática de la Esteban, y algunos medios de comunicación la hayan rebautizado como la nueva "inmoral del pueblo" tras considerar que ésta se ha lucrado encima de la desgracia de una tercera que nada tiene que ver con que ella haya decidido hace tiempo vender toda su privacidad.
Aquella imagen de mujer engañada, madre coraje o víctima de las adicciones reinsertada parece haber quedado ya lapidada por la de un personaje mediático capaz de sobrepasar cualquier línea roja para seguir en el trono de la televisión. Veremos si consigue revertir esta situación o su nuevo mote le acompaña ya para siempre.