No es ningún secreto la enorme relación de cercanía que siempre ha existido entre el Partido Socialista y La Sexta. Ya desde su aparición en 2005, de la mano de MediaPro, no fueron pocos los medios que vincularon su nacimiento al partido entonces en el poder, con José Luis Rodríguez Zapatero en La Moncloa. Aunque bien es cierto que mucho ha cambiado la cadena en estos años, en los que pasado a formar parte de Atresmedia, su línea editorial progresista ha venido manteniéndose hasta nuestros días, al menos en apariencia de pluralidad.
En los últimos meses, con un PSOE en una situación más que comprometida, no han sido pocas las fricciones que se han producido en su seno.
Muchos acusaron en su momento al medio de aupar mediáticamente a Podemos, cuando en sus tertulias comenzaron a aparecer dirigentes de la formación morada. Y no es descabellado pensarlo después de oír en las grabaciones del sumario de Lezo, a Mauricio Casals, presidente de La Razón y hombre clave del Grupo Planeta, afirmar que Ferreras se estaba "portando de lujo". En lo que parecía una estrategia de pinza para dividir al electorado de izquierdas, saliendo beneficiado el Partido Popular.
Pero la última polémica poco tiene que ver con oscuras estratagemas en la sombra de sus directivos. Sino en un momento del programa El Intermedio del Gran Wyoming que ha molestado enormemente a ciertos sectores socialistas.
Se trata de un vídeo (en clave humorística, como es común en este espacio), llamado "Ferraz en tiempos revueltos", en el que muchos han visto una ridiculización del discurso de los tres candidatos a la secretaría general. El vídeo no es más que un montaje con los momentos más destacados de los actos de campaña, en el que se resaltan los tics de cada candidato y los esquemas de sus discursos.
Evidenciando la estrategia de cada uno de ellos.
Así, Patxi López aparece anunciando una especie de apocalipsis si continua la confrontación, por la persistente repetición de frases como: "acabaremos desangrados", "esto es suicida" o "vamos a un choque de trenes". Pedro Sánchez como un adalid de la izquierda: "somos de izquierdas sí, hay que decirlo", "somos la militancia", etc. Mientras de Susana Díaz se enfatiza el altísimo volumen de su tono mitinero y sus eslóganes más comunes: "quiero ganar", "me gusta ganar", "100% Socialista" o "orgullo socialista".
Si bien es cierto que este tipo de contenidos son un clásico dentro del programa, quizá por el momento tan trascendente por el que pasa el partido, muchos han querido ver un interés por interferir en la campaña.