Tras la última gala de GH VIP, la audiencia está dividida entre quiénes piensan que Alyson Eckmann simplemente se enfrentó a su propio papel en el concurso y los que quieren ver un poco más allá y consideran que hubo un trato desigual respecto a Marco Ferri y DANIELA BLUME. En definitiva, un auténtico fusilamiento audiovisual. Algunos medios han destacado tal desigualdad, como Arucitys en su minucioso análisis televisivo diario.

Daniela reaccionó iracunda al ver las imágenes de su ex compañera de trabajo y encontró motivos suficientes para dar rienda suelta a toda la rabia que desde el primer momento se ha visto que le tenía a Alyson pese a que inteligentemente no la materializara en palabras en un principio.

Alexandra interpretó equivocadamente que la audiencia la ha hecho vencedora del duelo entre ella y Alyson y le ha dado la razón en su disputa. Como escribí el jueves después de que salieran nominados ellas dos y Marco, si el italiano era expulsado esta semana había perdido Daniela. Porque el voto contrario al italiano era también contrario a la catalana, que no fue considerada el objetivo a batir esta semana.

Eso la envalentonó y, con el cetro de autoproclamada emperadora del VIP en la mano, salió la primera de la sala de expulsiones criticando a Alyson y explicando lo que había pasado sin que la americana pudiera defenderse. Cuando ésta regresó más tarde, una Daniela ardiente estaba deseosa de venganza, actitud que se fue disipando tras la mediación de Irma, que frenó nuevos enfrentamientos directos.

Al ataque

Sin embargo la catalana necesitaba desahogarse. Y lo hizo escribiendo en su blog. En él afirmó que “Haré todo lo que tenga que hacer esta semana, sin miramientos. Me quiero comportar pero a lo mejor tengo que descontrolarme un poco porque me da mucha tiricia convivir con ella una semana más. tiricia por decir algo.” Además, continuó definiendo a Alyson como “ese ser carapolla, que tiene una carapolla que no se la aguanta y una boca buzón que no se la acaba. Sale de todo por ahí. Amoníaco para desayunar y desinfectar el boquino”.

No encuentro que ésa sea la forma de solucionar un conflicto a no ser que pretenda alargarlo tratando de clavar la espada más hondo que su rival, consciente de que está en una casi final y queriendo ganarle volando por los aires aquéllo que predica ser.

Es legítimo, pero contrario al puritanismo que se desprende de la forma de pensar que defendía.

Pero eso no quedó ahí. Y es que parece que la catalana le ha puesto nuevo mote a la americana. “Ese ser carapolla” es directamente ya “Carapolla” a secas. Daniela se dedicó este viernes a canturrear por la casa de Guadalix, cuando pasaba por su lado Alyson, ese nuevo mote que le ha puesto.

Siente que la audiencia le ha dado la razón y se permite ser más ella misma de lo que lo ha sido durante gran parte del concurso, protegida bajo “una historia de trascendencia supina que no se corresponde con la realidad” como afirma Jorge Javier Vázquez.

Cada vez se muestra más fingida. Gran parte de la audiencia ha pasado de considerarla una firme ganadora a verla cada vez menos natural y real. Daniela empieza a ser Alexandra ahora y no antes, tras tres meses, a medida que se le va cayendo una máscara que se derrite y se transforma en palabras como las que le dedicó a Alyson, diciéndole "¡Qué asquerosa eres!" e imponiéndole que "a partir de ahora te callas", o amenazando con que “si hiciera lo mismo que has hecho tú, te destrozo. Y podría".

Muy contradictorio con la forma de ser que ha pretendido vender durante el concurso y que poco a poco se ha ido deshaciendo.

Y es que, como la propia Daniela ha afirmado esta semana en Twitter, "lo que Susie dice de Sally dice más de Susie que de Sally". Y aquí no vale defensa propia porque el mejor contraataque es la indiferencia. Si aumenta la intensidad de la disputa con insultos y faltando al respeto, Sally se pone al nivel de Susie y no puede reprocharle nada porque ella está cometiendo el mismo error del que se queja.