Éramos pocos y parió la abuela, pero no dio a luz a una personal normal y corriente sino al mismísimo Julio Anguita, el excoordinador general de Izquierda Unida era el que faltaba para lanzar su opinión sobre la condena de seis años y tres meses de cárcel del yerno del rey Iñaki Urdangarin y la posterior decisión que habría tomado la Aduencia Provincial de Palma de no decreta sobre el susodicho la pena de prisión provisional ni alguna medida más que el que tenga que asistir a comisaría mensualmente y encima en Ginebra.

Julio Anguita ha firmado en la página Plataforma Frente Cívico una trinuna en la que insinúa que esta condena tan escueta se debe a su humilde opinión a la abdicación del que en su día fue Rey Juan Carlos I.

Según este exdirigente comunista, el Rey no renunció a la corona y Jefatura del Estado sin pedir nada a cambio sino que quería ser bien condecorado con cosas como ésta: la absolución de la Infanta Cristina por parte de la Justicia española, aunque de la multa no se ha podido librar y asciende a los 265.000 euros y a que esta misma Justicia sea benevolente con su marido.

Pero la cosa no queda ahí, además Julio Anguita se atreve a decir que después de conocer el fallo de esta primera sentencia los futuros y seguros recursos que interpondrá la Infanta Cristina y su marido ante el Tribunal Supremo se da por sentado que le van a ser favorables. La palabras expresas del ex dirigente han sido tales como que lo que provocó la abdicación del anterior Rey de España sigue viéndose claro en estas y otras causas, ya que no hay que fijarse solo en las sentencias emitidas en primera instancia sino en las que se dicten como inapelables y que contengan la resolución definitiva.

Y para finalizar, en su artículo, Julio Anguita vuelve a lo que han sostenido los republicanos a lo largo de los años, de las décadas mejor dicho, advirtiendo de que la señal que más evidencia a una sistema que no posee legitimidad es el ultraje continuo y permanenente a las nociones elementales del Derecho ya que el poder fáctico no puede funcionar si no proclama continuamente la legalidad y su aplicación.