Ana está volcada en la crianza de su hijo, Alberto, que el lo único que cree que le queda del verdadero amor de su vida. Por este motivo saltó como una leona en el momento en el que vio al niño jugando animadamente con la hija de Cristina. Ana no ha olvidado lo ocurrido con la que fuera esposa de Alberto Márquez, por lo que no va a poner a su hijo en peligro bajo ninguna circunstancia.

Una reflexión que a ojos de todos también parece haber hecho Cristina, que no tardó en separar a su hija de Alberto al descubrir de qué niño se trataba. Cristina apareció por las Galerías Velvet con una nueva personalidad, alimentada por los cinco años de internamiento.

Parecía que la hermana de Enrique Otegui había cambiado radicalmente, incluso que había dejado atrás el odio que sentía por Ana. Nada más lejos de la realidad. Todo ha cambiado para Cristina cuando ha descubierto que Alberto sigue vivo. Poco o nada ha tardado Cristina en aliarse con Carlos para lograr que Ana se case con él lo antes posible. Así es como pretende recuperar a Alberto, arrojando a Ana a los brazos de otro hombre.

Pero lo cierto es que la relación entre Albertito y Cristinita se ha hecho evidente para muchos ojos. Entre ellos los de don Emilio, el tío de Ana, que ya ha visto que entre los pequeños existe una química especial. El hombre le ha hecho ver a su sobrina que no puede evitar que los dos niños sean amigos.

Máxime si no quiere hacer que se repita la historia que a ella tanto la hizo sufrir.

Ambas madres, tanto Ana como Cristina, por razones bien diferentes, han hecho lo posible por superar sus problemas. Ana ha aceptado que sus hijos sean amigos por el bien de los pequeños, mientras que Cristina sólo está llevando a cabo una estrategia para ver cumplidos sus planes.

Los que viven ajenos a todo lo que está ocurriendo son los propios niños, que sólo piensan en lo inocente de su amistad y en lo bien que se sienten cuando están juntos. ¿Serán capaces de mantener esta relación por mucho tiempo? ¿Repetirán realmente la historia de sus padres?