El programa de Antena 3 'En Tierra Hostil' nos acercaba anoche a Brasil. El contraste más profundo entre riqueza y pobreza extrema está muy presente en la capital, Río de Janeiro. Frente a las playas más turísticas, Copacabana e Ipanema se alzan los hoteles y apartamentos más caros de la ciudad, y a muy poca distancia se encuentran las favelas. Territorios marcados por la pobreza y la lucha entre facciones.

El narcotráfico, las armas, la prostitución y una fuerte presencia de la policía militar, se mezclan con turistas que pululan por las calles principales como si fueran de "safari" en busca de animales salvajes.

Dentro, la situación es precaria e inestable, y un turista despistado podría tener problemas si decidiera adentrarse en las callejuelas más recónditas.

Aunque parezca mentira, hay españoles viviendo en las favelas de Río. Jóvenes de entre 20 y 30 años, con una formación superior, que han llegado a Brasil buscando oportunidades laborales que en su país no pudieron encontrar. Estos jóvenes, arquitectos, profesores, diseñadores, etc., se encuentran trabajando de forma ilegal, sin contrato y cobrando en negro, sueldos que se encuentran muy por debajo de su formación y que no les permiten otra opción más que alojarse en una favela. Algunos trabajan con el visado de turista, otros ni siquiera cuentan con ese respaldo y esperan poder regularizar su situación en el futuro.

Los precios de la vivienda se encuentran inflados aún, por la especulación urbanística que creció con el pasado Mundial de fútbol en Brasil.

Estos jóvenes son los nuevos inmigrantes españoles: ilegales, sin papeles, superformados y exiliados forzosamente en busca de una oportunidad. Forman parte de los miles que salen de España a diario, un país que no les ofrece ninguna posibilidad de futuro.

El gobierno lo llama "movilidad exterior" pero es un auténtico drama, una "fuga de cerebros" en toda regla.

Ahora, se están empezando a poner sobre la mesa los derechos de los inmigrantes sin papeles, en España. Con la excusa de la crisis, en nuestro país se cuestionan sus derechos a una atención sanitaria, a recibir ayuda de los bancos de alimentos e incluso se ha legalizado la "devolución en caliente" con la entrada en vigor de la "Ley Mordaza".

Lo cierto es que estas personas, al igual que nuestros jóvenes emigrantes en Brasil, vinieron con la esperanza de una vida mejor, en busca de oportunidades que no tienen en su país. Con la excusa de la crisis económica se normaliza su exclusión y crece poco a poco la xenofobia. El programa 'En Tierra Hostil' nos recordaba que nosotros, ahora, también somos inmigrantes.