Uno de las peores molestias que puedes tener en tus Pies son los callos, esos que de bonitos no tienen nada y hasta algunos puedes lastimar arduamente.

Los callos son acumulaciones de células muertas de la piel y pueden ser blandos o duros. Cuanta más presión haya, más grueso será el callo. Los blandos generalmente se forman entre los dedos de los pies cuando dos huesos se vuelven muy “amistosos”. Estos callos se mantienen suaves gracias a la transpiración del pie; sim embargo, son más dolorosos que los duros. Para aliviar el dolor, puedes sumergirlos en agua caliente con sal.

Reprobada en medicina

Lo más importante al tratar de curar un callo es que no juegues al cirujano con tijeras o cortaúñas, ya que sin querer podrías causarte una infección o empeorar el problema. En cuanto a productos para callos, también debes ser muy precavida, aplicándolos solo en la zona que quieres curar y no más de dos veces a la semana. Recuerda que este tipo de productos contienen ácidos que pueden volver aún más sensible piel dañada. Por eso lo mejor es consultar a un experto antes de recurrir a cualquier remedio.

Debes siempre tomar en cuenta que los instrumentos de “pedicure” deben desinfectarse con alcohol y esterilizarse una vez que se hayan usado. Así que no dudes en preguntar por esto antes de hacerte un “pedicure” en el salón de belleza o bien, lleva tu propio kit de limpieza de uñas.

Zapatos vs. Sandalias

Los zapatos muy ajustados pueden ser una causa de callos. No en vano las sandalias se han puesto de moda en todas las épocas del año. Si hace frío, escoge unos zapatos de puntas amplias, pero eso si, que no te queden muy grandes, pues entonces tu pie se deslizaría al caminar, causando fricción y por lo tanto un callo.

Los zapatos ideales son aquellos que te quedan bien, que sientes cómodo y que son de materiales naturales que dejan respirar tus pies. Fíjate siempre, al escoger unos zapatos, que haya una distancia del ancho de tu dedo pulgar entre el dedo más largo de tus pies (que no siempre es el gordo) y el zapato.

Por último, no olvides mantener tus uñas cortas pero no excesivamente.

Ya que muchas le damos una forma ovalada o las cortamos demasiado, lo cual puede provocar que se entierren las mismas. No cortes más allá de la punta del dedo, recuerda que la uña necesita tener la longitud suficiente para proteger el dedo de presiones y fricciones.

También es importante que mantengas tus uñas pintadas, siguiendo las siguientes recomendaciones: no apliques mucho esmalte en la brocha, empieza pintando la punta de la uña para así deshacerte de los excesos de esmalte, y continua pintando una orilla y sigue con la orilla opuesta.