A causa de lo complicado que nos resulta a veces perder peso, muchas personas deciden saltarse el desayuno pensando que es una buena idea hacerlo y que así evitarán engordar, pero el cuerpo no aguantaría ese trato y sería mucho peor.
La importancia de tomar un buen desayuno
Saltarse el desayuno implica que nuestro cuerpo esté más debilitado de lo normal. Eso hará que estemos menos concentrados en las cosas o trabajos que tengamos que hacer esa mañana, además de provocarnos, según pasan las horas, unas ganas incontrolables de picotear de manera compulsiva y menos sana.
Si además hacemos deporte y no desayunamos, estamos privando al cuerpo de la energía que necesitamos para poder realizar dichos ejercicios.
Lo que consigues no desayunando es que todas las calorías que no has ingerido en el desayuno las aumentes a la hora del almuerzo, pues comerás más de lo que habitualmente hubieras ingerido si hubieras desayunado. Por lo tanto, olvídate de tomarte un café rápido y de picotear más tarde.
Dedica al menos quince minutos para deleitarte con un buen desayuno energético, bajo en calorías y muy saludable.
Un dato importantísimo y que mucha gente pasa por alto, es que nuestra Alimentación matutina debe incluir alimentos ricos en proteínas e hidratos de carbono. Así que un desayuno adecuado tiene que estar compuesto por un producto lácteo, una fruta y un cereal.
Llevemos estos consejos a la práctica
Empezaremos con una taza de leche desnatada, un zumo de naranja, dos rebanadas de pan integral con mermelada light y un kiwi para el primer día de la semana. Al día siguiente nos deleitaremos con una infusión con leche desnatada, dos lonchas de jamón cocido, una rebanada de pan integral con mermelada light y un zumo de piña.
Seguiremos el miércoles tomando para desayunar una rebanada de pan tostado integral, con 1/4 de aguacate, cien gramos de salmón ahumado, unas rodajas de cebolla roja y una cucharada de cebollino además de una infusión.
A mitad de semana nos tomaremos un batido energético donde a una taza de leche desnatada le añadiremos media taza de fresas, medio plátano, esencia de vainilla y hielo para que lo tomes fresquito.
En este punto de la semana ya nos vamos dando cuenta de que estos desayunos no nos van a engordar, pero sí que tienen poder energético que es lo que nos hace falta por las mañanas. Llegamos al viernes y con media taza de avena hervida, seis almendras, dos nueces, miel, una cucharadita de pasas, canela, cardamomo y jengibre en polvo, este desayuno hará que tengamos un día con energía y vitalidad.
Y por supuesto en el fin de semana no vamos a descuidar nuestro desayuno, así que el sábado por la mañana podremos comer una tortilla de calabacín con un zumo de naranja y un vaso de leche y terminaremos el domingo con un sándwich de pan integral con pavo, manzana y queso, acompañado de una infusión o un café.
Éste es un ejemplo de cómo deberían ser nuestros desayunos semanales. Aliméntate bien todos los días y verás que tu cuerpo mejorará poco a poco sin que te des cuenta.