Guardar aprecio a cada uno de nuestros miembros familiares, nos lleva a tener una salud óptima, en todos sus campos, tanto física, espiritual y mental. De manera, que es importante, que comencemos, a actuar de acuerdo, a sus deseos y necesidades, para cuidarlos siempre, ya que si ellos, están bien, muy seguramente, nosotros también, nos encontraremos, llenos de Amor y de paz.
Guardemos, todas sus alegrías, para que perduren en todos para el resto de la vida
Tenemos que ser conscientes de que debemos guardar cada paso que dan, para que ese secreto perdure siempre debemos ser quienes protegen su integridad y felicidad.
A veces, nos olvidamos de lo bien que podríamos pasar con todos y cada uno de los integrantes del grupo familiar, tales como un abuelo, capaz de dar toda su sabiduría y consejos si nos acercamos más, o de una madre, que nos brinda todo su amor y tiempo, qué decir de la fortaleza de un padre o de la compañía también divertida de un hermano, de un primo o prima, de un tío o tía, que también son como amigos que forman parte de esa gran comunidad que nos cobija.
Atesoremos cada momento en el que podemos dedicarle una mirada, una sonrisa y hasta una palabra de aliento a quien podamos dar, siempre en posición de amar, de poder compartir al otro que se asemeja tanto a mai o a ti. Encontremos esa manera de dejar a un lado todo lo que nos forma un abismo, una pared, más bien seamos nosotros los creadores de cables de comunicación, redes de servicio y de atención pleno.
Seamos el medio indicado para que el cariño y el diálogo se queden ahí firmes. Con el tiempo verás cómo todo mejora y podrás ver en los demás y sentir en ti mismo tus niveles de salud, de serotonina, la hormona de la felicidad, incrementados. El amor trae consigo un infinito cúmulo de bienestar, en todos los sentidos, tanto mental, físico, emocional y espiritual, como te venía diciendo, así es que de ti depende dar amor a quienes te rodean y a ti mismo por consecuencia secundaria de todo lo anteriormente comentado.