Pero no vamos a hablar de cualquier aceite de coco sino del aceite de coco virgen o mejor aún del extra virgen, la razón de esto es porque para beneficiarse de las propiedades de este aceite todo el proceso desde el cultivo (que debe ser orgánico), pasando por el proceso de transformación hasta conseguir este preciado aceite debe hacerse en unas condiciones muy específicas. Muchas veces el aceite de coco suele ser refinado, lleva productos químicos o está adulterado de alguna forma, por eso a la hora de comprar aceite de coco hay que fijarse en la etiqueta y asegurarse que indica correctamente las siguientes características:

-Que indique correctamente su procedencia orgánica mediante una certificación

-Que sea virgen o aún mejor extra virgen

-De primera presión en frío

-Que no ha sido desodorizado, hidrogenado, blanqueado ni refinado

-En los ingredientes debe indicar aceite de coco 100%

Una característica curiosa que puedes descubrir de este aceite es que a temperaturas inferiores a 25ºC presenta un aspecto sólido y por encima de esa temperatura suele ser líquido, este proceso es absolutamente normal y no altera en absoluto sus propiedades.

Propiedades del aceite de coco

Una vez dadas algunas recomendaciones para comprar un buen aceite de coco vamos a detallar su composición nutricional; contiene vitaminas B2, B3, B6, B7 y B9 o ácido fólico, además de otras vitaminas como C, E y K minerales como potasio, manganeso, cobre, magnesio selenio hierro y zinc.

Los cocos son una buena fuente de fibra y proteína con bajos niveles de hidratos de carbono, es menos calórico que otros aceites, una cucharada contiene unas 68 calorías.

El Aceite de Coco se compone aproximadamente en un 90% de grasas saturadas, de esa proporción la mayoría son ácidos grasos de cadena media. De estos ácidos grasos, aproximadamente el 45% es ácido laúrico.

El ácido laúrico también está presente en la leche materna. Estos ácidos grasos son transportados directamente al hígado donde se transforman en energía que acelera el metabolismo, lo que contribuye a que se quemen más calorías, evitando su almacenamiento en el cuerpo. Por esta particularidad termogénica de las grasas de cadena media el aceite de coco se utiliza en la pérdida de peso.

El aceite de coco ha tenido muy mala prensa desde los años cincuenta, pero poco a poco van apareciendo estudios que ponen en valor sus muchas cualidades. Una de las mayores preocupaciones es el peligro que puede suponer para la salud cardiovascular la alta cantidad de grasa saturada que contiene el coco aunque, como se ha comentado anteriormente hay que tener en cuenta su rápida transformación en energía que provoca mas combustión de grasas, en lugar de almacenarse.

A este respecto la publicación americana The American Society for Clinical Nutrition se hacía eco de unos estudios llevados a cabo en poblaciones del pacífico sur; en concreto en pobladores de Tokelau y de la isla Kitava de Papúa Nueva Guinea cuya alimentación desde hace generaciones depende en parte importante de los cocos. Se llegó a la conclusión de que sus índices de enfermedades cardiovasculares son menores.

Es mejor consumirlo en crudo aunque también se puede cocinar con el; aguanta mejor las temperaturas que otros aceites. La dosis diaria recomendada estaría entre tres y cuatro cucharadas soperas diarias.