Cuando leemos trastornos de la alimentación, todos pensamos en la anorexia y en la bulimia. Y efectivamente, esos son los dos más conocidos, pero no los únicos. Ahora, la obsesión por tener un cuerpo diez ha desencadenado dos nuevas patologías, la ortorexia y la vigorexia.

La ortorexia es un trastorno de la alimentación que se basa en una obsesión por consumir comestibles sanos y se caracteriza por una dieta restrictiva, una evitación de ciertos productos y unas pautas concretas a la hora de alimentarse.

Los ortoréxicos desarrollan una serie de creencias acerca de la salubridad de los alimentos basadas en información poco fiable, que perfectamente se puede encontrar por Internet, que les lleva a un concepto totalmente falso sobre lo beneficioso que puede resultar un producto y a desarrollar pensamientos como el creer que se necesita digerir completamente un tipo de comestible para comenzar a ingerir otro (lo cual prolonga notablemente el tiempo dedicado a la ingesta) o a crear restricciones acerca de qué comida se puede mezclar y cual no.

Estos pensamientos se fijan en la mente del enfermo hasta llegar al punto de ser una obsesión-compulsión.

De hecho, la ortorexia comparte una buena cantidad de síntomas con el trastorno obsesivo compulsivo y la anorexia, como puede ser la aparición de pensamientos intrusivos respecto al primero y la alta ansiedad en el caso del segundo. Sus consecuencias son muy variadas, ya que cada paciente puede desarrollar unas restricciones diferentes que le lleven hacia un tipo de complicaciones médicas, como la osteopenia (déficit en la densidad ósea) o la anemia, pero no sería nada desacertado decir que acaba generando problemas muy similares a la anorexia.

La vigorexia, por su parte, es la obsesión por ganar masa muscular. Funciona de forma similar a la anorexia, de hecho, al principio se le llamaba anorexia reversa, ya que el individuo cree que está más delgado de lo que realmente está.

Sin embargo, la vigorexia es mucho más mortal que la anorexia, ya que los problemas derivados de la excesiva ingesta proteica trae consigo alteraciones metabólicas y las convulsiones, mareos y taquicardias también son comunes. Tan grave se presenta este trastorno, que se estima que el cuerpo humano sólo puede soportar 6 meses con esta patología.

Como muchos lectores imaginarán, la vigorexia es mucho más frecuente en hombres y se caracteriza por altas sesiones de gimnasio y una estricta nutrición. Tanto esta como la anorexia derivan de querer dar una mejor imagen social y, debido a los años que se lleva buscando un tratamiento para la anorexia, los avances en la vigorexia han sido relativamente rápidos y eficaces.

Desafortunadamente, no se puede decir lo mismo de la ortorexia. La juventud del trastorno impide que en este momento exista un método de medida cien por cien aceptado, y continúan los debates entre diferentes investigadores sobre la sintomatología o la prevalencia de la enfermedad a consecuencia de esta carencia.