Ecuador está viviendo uno de los peores momentos de su historia reciente; pero, ahora, hay un halo de esperanza. Los indígenas y el Gobierno liderado por Lenín Moreno han dado un paso adelante y van a llevar a cabo un intento de diálogo para solucionar sus problemas. Las Fuerzas del Ejército han anunciado que se levanta el actual toque de queda en varias zonas de la ciudad de Quito, donde han tenido lugar duros enfrentamientos entre la población civil y el Ejército durante varias horas.

La ciudad de Quito está viviendo una de las mayores crisis de su historia

La noticia ha llegado justo en el peor momento de las protestas que están teniendo lugar en Quito y que han dejado a la ciudad completamente paralizada y con numerosos enfrentamientos cargados de violencia entre los manifestantes y las propias fuerzas de seguridad.

El Conaie (siglas de “la Confederación de Nacionalidades Indígenas de tierras ecuatorianas), que lleva diez días al frente de las movilizaciones en contra de los anunciados ajustes por parte del Gobierno, ha decidido dar el paso de sentarse a dialogar con el propio presidente de la nación, Lenín Moreno, aunque seguirán luchando en la calle hasta lograr un acuerdo.

Su objetivo es evitar un verdadero baño de sangre y ser capaces de reorientar la política en el campo de la economía del país latinoamericano. La primera reunión, mediada por la Conferencia Episcopal y por Naciones Unidas, tendrá lugar durante las próximas horas.

Justamente, el máximo mandatario del país acaba de tomar una drástica decisión y ha declarado el toque de queda y que la ciudad sea militarizada para poder facilitar la acción por parte de la fuerza pública ante los intolerables actos de violencia que se han vivido en el país.

Pero, antes de la mencionada reunión, el mandatario habría levantado dichas medidas de manera parcial como acto de buena disposición.

Durante el fin de semana, la capital del país fue escenario de momentos de caos

Moreno ha asegurado que todo lo sucedido ha sido causado por "fuerzas oscuras" que estarían relacionadas con la delincuencia política que está siendo organizada y dirigida por parte de Nicolás Maduro y Rafael Correa con el apoyo del narcoterrorismo, pandillas urbanas y ciudadanos extranjeros que son violentos.

Por ejemplo, habrían quemado el edificio de la Contraloría para poder hacer desaparecer las pruebas que demostrarían que el Gobierno anterior era corrupto, sostiene. Eso sí, el Gobierno no tiene ningún tipo de interés en derogar su medida más problemática: subir el precio de la gasolina.