El proceso electoral para elegir al presidente de México para el periodo que abarca del 2018 hasta el 2024, ha sido uno de los más importantes de la historia política de México tanto por la participación masiva, como por todo lo que ha implicado, incluyendo la violencia política que llegó a una magnitud nunca antes vista en el país. Para estas elecciones no sólo los mexicanos votaron para elegir al presidente, sino que también lo hicieron para más de 3,400 cargos a nivel local y federal. Andrés Manuel López Obrador, candidato de la coalición 'Juntos Haremos Historia', ha resultado electo y según los datos publicados por el Instituto Nacional Electoral (INE) arrasó en los comicios.
Los candidatos
Andrés Manuel López Obrador, ganador de las elecciones presidenciales, con el 55% de votos escrutados, obtuvo 53,6% de apoyo para un total de 16.996.606 millones de votos. Por su parte, Ricardo Anaya, candidato por el PAN, PRD y el MC, obtuvo un 22,6% equivalente a 7.174.175 millones. José Antonio Meade representante del PRI (partido del ahora expresidente Enrique Peña Nieto) logró el tercer lugar con 15,6%, lo que es igual a 4.933.901 votos, mientras que Jaime Rodríguez Calderón 'El Bronco', candidato independiente, consiguió el 5,4%, es decir 1.724.104 millones de votos.
Andrés Manuel López Obrador, un representante de la izquierda
La historia política de Latinoamérica es cíclica, con la llegada a la presidencia de Hugo Rafael Chávez Frías en Venezuela en el año 1999, la izquierda se regó por todo el continente y consiguió 11 gobiernos con tendencia izquierdista y/o nacional-pupulares.
Gobiernos como el de Néstor Kirchner y su esposa Cristina Fernández de Kirchner en Argentina, fueron de lo más representativos. De igual forma, en Brasil, Lula da Silva y Dilma Rousseff, fueron por excelencia los presidentes izquierda. Evo Morales en Bolivia; en Ecuador, Rafael Correa; José 'Pepe' Mujica en Uruguay, solo por mencionar algunos.
Pero siendo la historia cíclica, los ciudadanos han optado por desentenderse nuevamente de la izquierda y confiar su futuro a otros gobiernos que pueden ser catalogados de 'derecha'. Sin embargo, México no había sido gobernado por la izquierda y el nuevo presidente electo, Andrés Manuel López Obrador consigue la presidencia tras su tercer intento.
Lo que hace que este resultado sea histórico no es solo la participación masiva de los mexicanos, sino lo que implica tener un presidente de izquierda.
México es un país que atraviesa problemas graves tales como pobreza, malversación de fondos por parte de los sectores políticos, migración masiva a través de sus fronteras, violencia política, inseguridad y narcotráfico. Andrés Manuel López Obrador, en su proyecto, prometió atacar todos estos problemas, además de contar con una fuerte y permanente campaña que sin duda alguna logró calar en toda la población que confía en un cambio.
Lo que se espera tras el triunfo de AMLO
Por primera vez, México tiene un presidente de izquierda, lo que significa un gran cambio y genera una mayor expectativa de parte de todos los mexicanos, quienes salieron a votar con la esperanza de un cambio.
Es cuestión de tiempo confirmar si lo sucedido realmente generará el cambio esperado por todos los ciudadanos. México ha alcanzado niveles de violencia y corrupción nunca antes vistos, lo que genera inconformidad en los mexicanos y por lo que han decido apostar por una nueva forma de gobierno.
Básicamente, ha llegado el final del PRI y se instala un gobierno popular. Se espera que el enfoque social traiga los tan ansiados cambios y nuevos aires al país. Andrés Manuel López Obrador llega a la presidencia en un momento donde Latinoamérica no es representada en su mayoría por la izquierda, se espera que su gobierno sea conciliador, sobre todo en la actualidad donde existen tantas tensiones con países como Estados Unidos y dentro del mismo territorio mexicano.