Probablemente, está vez si a sabiendas, la estancia de Anna Gabriel en Suiza sea extensa. Lejos de lo que en un momento creyó Carles Puigdemont, expresidente de la Generalitat, que volver seria cuestión de días (o de meses con una elección de por medio y una investidura telemática), la exdiputada no tiene previsto regresar a España durante los próximos meses.

Hoy se sabrá si el juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, emite una orden de extradición contra ella y el alcance de esta. La imagen que este martes ha dado Gabriel desde el periódico Le Temps es mucho menos radical que la solía transmitir desde Barcelona.

No solo desde lo físico, ha optado por mostrarse con el cabello suelto y quitarse el flequillo tan característico que acompañaba su imagen, también desde su postura ideológica. Con ganas de retomar su carrera académica y contemplando la posibilidad de pedir asilo político en Suiza, se ha mostrado calmada y serena durante toda la entrevista.

Desde su partido consideran que las medidas cauelares impuestas por el Tribunal Supremo a otros exdirigentes involucrados en el Proces son ejemplificantes. Se refieren a lo que ellos consideran fianzas muy elevadas o prisión incondicional.